El apretón de manos entre Obama y Raúl Castro, ¿algo más que una imagen?

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INTERNACIONAL

KAI PFAFFENBACH

La foto de los presidentes cubano y estadounidense levanta todo tipo de especulaciones

11 dic 2013 . Actualizado a las 09:40 h.

¿Entusiasmo o cautela? La imagen de los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, estrechándose la mano durante el funeral de Nelson Mandela en Sudáfrica generó de inmediato, pese a su brevedad, una oleada de especulaciones y expectativas sobre las relaciones de los dos históricos antagonistas.

Al fin y al cabo, se trata de los presidentes de dos países que llevan más de medio siglo enfrentados, prolongando de este modo una Guerra Fría ampliamente superada en el resto del mundo. Hay un antecedente: Bill Clinton y Fidel Castro también se saludaron durante una cumbre de la ONU en el año 2000. Pero era otra época, otros mandatarios y, sobre todo, no existe un registro gráfico de ese momento, mientras que el de ahora se produjo ante los ojos de millones y millones de espectadores de todo el mundo.

No hay medio de comunicación que se precie que no destacara de inmediato el gesto. Incluso en Cuba, donde la oficialista Cubadebate mostró imágenes del momento con pies de foto como «que este gesto sea el principio del fin de la agresión de EEUU a Cuba», citando un tuit. «Un breve pero importante apretón de manos entre Obama y Castro», señaló desde Estados Unidos la cadena CNN, mientras que The New York Times consideraba que el gesto tendrá que «ser diseccionado por su simbolismo y significado político», algo que desde las redes sociales se hizo de forma intensa desde el mismo momento del inesperado saludo.

Café Fuerte, una web moderada sobre las relaciones con Cuba y el exilio en Miami, lo definía como «un hecho simbólico, pero notable para las relaciones de dos países que por cinco décadas viven en un clima de tensiones, insultos y desencuentros tras la ruptura de relaciones diplomáticas en el apogeo de la Guerra Fría».

Hasta el propio ex presidente estadounidense Jimmy Carter, que asistió en primera persona al inesperado saludo en Johannesburgo, quiso ver un atisbo de esperanza en el gesto. «Espero que sea un presagio de cara al futuro», dijo a CNN Carter, quien en la última década visitó -ya como ex presidente y como activista de ideas progresistas- en dos ocasiones Cuba y se entrevistó tanto con Fidel como con Raúl Castro.

La Casa Blanca sin embargo le rebajó el tono al saludo, afirmando que el saludo entre Obama y Raúl Castro fue un gesto «no planeado» y que debe ser enmarcado en un contexto más amplio como es rendir homenaje al ex mandatario sudafricano que tanta admiración despertó en todo el mundo. También más de un experto advertía hoy en contra de un entusiasmo desbordado tras este gesto.

«Probablemente sea imprudente interpretar demasiado tras el apretón de manos», dijo el presidente del influyente centro de pensamiento Diálogo Interamericano, Michael Shifter. Según recordó, haber ignorado al presidente cubano, sobre todo en un acto como el que los llevó a ambos hasta Johannesburgo, habría sido «embarazoso y políticamente costoso para Obama», además de ir «en contra de la generosidad de espíritu de Mandela».

«El gobierno de Obama está abierto a mejorar las relaciones con La Habana y este gesto subraya esa apertura, pero queda un largo camino por delante antes de que nadie pueda hablar de una distensión significativa», señaló Shifter.

El mal precedente con Chávez

No sería de hecho la primera vez que un gesto tan esperanzador para muchos acaba en poco. Ahí está el apretón de manos casi calcado que se dieron Obama y el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la Cumbre de las Américas del 2009 en Trinidad y Tobago, otro gesto que generó mucha especulación pero pocos resultados políticos. Obama, quien nada más iniciar su primer mandato en el 2009 hizo algunos gestos aperturistas hacia Cuba, sorprendió a muchos cuando el mes pasado en un acto privado en Miami, capital del exilio cubano, habló de la necesidad de «actualizar» las políticas hacia la isla de Washington con un enfoque más «creativo».

«Tenemos que ser creativos. Y tenemos que meditarlo bien. Y tenemos que continuar actualizando nuestras políticas», dijo Obama en aquella ocasión. Para el experto cubano-estadounidense Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver, «Obama no puede terminar con la política del embargo de un tirón», pero sí puede resaltar las «contradicciones sin sentido de ese anacronismo de la Guerra Fría» con discursos como el de Miami y con gestos como el de hoy, con un saludo «con soltura, apremio y sin drama» a Raúl Castro.

Con todo, también en Johannesburgo, durante su discurso en honor de Mandela, Obama dio un tirón de orejas a los regímenes que no toleran voces opositoras, unas palabras que muchos consideraron iban dirigidas entre otros al mismo Castro que había saludado poco antes. «Hay demasiados líderes que claman solidaridad con la lucha por la libertad de Madiba, pero no toleran la disidencia de su propia gente», dijo este martes Obama, unas palabras que para Shifter «sugieren que la reconciliación entre Estados Unidos y Cuba es difícilmente inminente».

El apretón de manos «no hace daño, pero no es significativo», afirmó a dpa el vicepresidente del Lexington Institute y también experto en Cuba, Philip Peters. «Lo que importa es si el presidente Obama mantendrá relaciones (con Cuba) tal como lo hace con todos los otros países que tienen sistemas políticos diferentes», señaló. «Y eso requiere una decisión, no un apretón de manos», subrayó.