La hija de Kiko Matamoros se ha alzado este jueves como ganadora de esta edición
17 abr 2016 . Actualizado a las 22:45 h.Gran Hermano VIP llegó a su fin 98 días después de que sus 16 concursantes iniciales se instalasen aquel jueves 7 de enero en la sierra madrileña. Solo dos nombres resistieron hasta el final: Laura Matamoros y Carlos Lozano. Pasada la medianoche del pasado jueves, Jordi González abría el sobre definitivo y ponía fin a casi cien días de encierro anunciando que la hija de Kiko Matamoros era la elegida por el público para hacerse con el maletín.
Gran Hermano VIP llegó a su fin y, sin romper la tendencia imperante en la versión de famosos del reality, coronó una vez más como vencedora a una mujer. Sin embargo un feo asunto, hecho público este fin de semana, empañaba la elección de Laura, poniendo en entredicho el sistema de votación del programa. Hace unos días, salían a la luz varios anuncios publicados en una página de contactos de Internet en los que, curiosamente, aparecía como referencia el número de teléfono habilitado para votar a Laura Matamoros. Así, los usuarios de ese servicio, con ganas de conocer a «Elena», de 24 años, cuya fantasía según la oferta era «hacer de todo», seguramente se habrán llevado un buen chasco cuando, al levantar el teléfono, en lugar de entablar una amena conversación con la chica hayan acabado votando a la concursante de Gran Hermano. Esta no es la primera vez que se cuestionan los métodos a los que recurren amigos y seguidores para conseguir apoyos. Es habitual que los allegados sorteen cenas con el famoso de medio pelo en cuestión, incluso patas de jamón, para animar a la gente a emitir votos y más votos. Se rumoreó también en varias ocasiones que determinados familiares de concursantes adinerados llegaron a contratar un call center para que sus empleados llamasen sin descanso día y noche.
Gran Hermano VIP llegó a su fin después de 14 semanas dando guerra. Telecinco arrancaba el año con energía. La acertada recopilación de «talentos» televisivos -un cóctel de celebrities caducadas, hijos de familias mediáticas desestructuradas, un excolaborador del CNI, una concejala de Ciudadanos portada de Interviú, un vidente trasnochado y un míster que seguramente acabará sentado en el trono del programa de Emma García- que se curraron los productores del programa prometía -aún sin Belén Esteban, la gran atracción de la pasada edición- un trimestre entretenido.
Y Gran Hermano VIP llegó a su fin con dos pesos pesados encajando golpes. Si alguien todavía no lo tenía claro, el debate del domingo disipó todas las dudas. Laura Matamoros y Carlos Lozano han conseguido despertar en el fan una desorbitada admiración. Ambos cuentan con ruidosas y numerosas legiones de seguidores, dispuestas a dejarse la voz y los cuartos para animarles y conseguir que este jueves sea su nombre el que retumbe como ganador en el plató. Para reforzar sus respectivos egos, ya oxigenados en aquella gala que GH convirtió en una rueda de prensa -periodistas incluidos-, el programa sentó este fin de semana a ambos finalistas en el salón de casa y pulsó el play. En la tele de la choza de la sierra comenzaron a aparecer imágenes de desgañitados «carlistas» primero y afónicos «lauristas» después, congregados en las madrileñas plazas de Callao y Sol, desarrollando con fervor ante la cámara todo tipo de tesis para explicar por qué Lozano y por qué Matamoros deberían hacerse este jueves con el maletín.
Gran Hermano VIP llegó a su fin recurriendo a una fórmula clásica: secuencias de familiares y amigos, mandando besos, amor y fuerza a los finalistas. El espectador pudo ver a la novia de Carlos, a sus colegas del pueblo. Escuchar a su hija Luna. Conocer al chico de Laura, a sus amigas y a su perro. Y asistir a todos los mensajes de respaldo grabados por los colaboradores de la cadena y sus compañeros de reality. Rosa Benito y Raquel Bollo, en el bando de Laura. Liz, Alejandro, Javi Tudela, en el de Carlos. Mientras, en la calle, detrás de las cámaras y al margen de la mano editora de Gran Hermano, se libra una enraizada batalla entre los respectivos devotos. Ambos vídeos, muy bonitos, muy emotivos, estuvieron sin embargo levemente desnivelados. La muchedumbre que vociferaba a favor de Carlos Lozano era claramente mayor que la que pedía el premio para la sobrina de Mar Flores. Todo parecía indicar que el conductor de la primera edición de Operación Triunfo era el favorito. Pero no.
Gran Hermano VIP llegó a su fin con cuatro abandonos, una repesca y tres nuevas incoporaciones, dos en su recta final, para rellenar huecos vacíos. La primera en rendirse fue Carmen López, exmilitante de Ciudadanos. Lo hizo protagonizando la segunda gran polémica de esta edición -la primera fue la de Carlos Lozano, Julius, Julián y la ginebra-. Todo sucedió cuando, durante una de las pruebas, Lozano y Rappel tuvieron que embalsamarla cual momia. La concursante se quejó de que su comportamiento no fue el adecuado, aseguró que se había sentido incómoda y vejada. Acusó a sus compañeros de montar un espectáculo para televisión ir de ir más allá de lo políticamente incorrecto. Amenazó con denunciar a Carlos Lozano, hizo las maletas y se fue.
Gran Hermano VIP llegó a su fin con otras tres bajas por el camino: la de Julián Contreras, la de Belén Roca y la de Alejandro Nieto. El hijo de Carmina Ordóñez decidió poner fin voluntariamente a su paso por el concurso tras una acalorada discusión con -adivinen- Carlos Lozano. Lo que comenzó como un intercambio de opiniones, acabó evolucionando una pelea en toda regla en la que el resto de la casa se vio obligado a intervenir para que ambos no llegasen a las manos. El joven estalló cuando el presentador le soltó, en pleno altercado, que era un «tarado». Contreras, que hace un par de años confesó en Sálvame Deluxe que había intentado quitarse la vida y que, desde entonces, se encontraba bajo tratamiento psiquiátrico, no soportó más la situación y decidió que su paso por Gran Hermano debía terminar justo ahí. El caso de Belén Roca fue muy distinto. La gallega tuvo que renunciar después de que el Súper le comunicase que su madre se encontraba gravemente enferma. Tiempo después se supo que había fallecido. El último en dejar el programa sin que el público lo echase fue Alejandro Nieto. El míster fue informado de que su hijo, enfermo, debía someterse a unas pruebas médicas. No se lo pensó. Prefirió estar con su pequeño que continuar en la casa.
Gran Hermano VIP llegó a su fin dando el relevo a su versión de anónimos. Arranca ahora, tal y como anunció Jordi, el cásting de Gran Hermano 17. «Cómo te atreves a dudar, que por fin ha llegado tu momento».