El nexo gallego de la narcolancha que mató a dos guardias civiles en Barbate

Javier Romero Doniz
Javier Romero VIGO / LA VOZ

GALICIA

Bañistas grabaron la planeadora, con 627 kilos de coca y en la que la investigación sitúa a dos gallegos, huyendo de la Guardia Civil frente a la playa de Torre de la Higuera (Huelva).
Bañistas grabaron la planeadora, con 627 kilos de coca y en la que la investigación sitúa a dos gallegos, huyendo de la Guardia Civil frente a la playa de Torre de la Higuera (Huelva). Cedida

Los investigadores creen que es la misma planeadora incautada en Huelva 56 días después con 627 kilos de cocaína tras abandonarla dos gallegos y un serbio

11 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Kiko el Cabra y el resto de su banda son inocentes del doble asesinato de David Pérez (de 43 años y con dos hijos) y de Miguel Ángel González (de 39 años), los dos guardias civiles asesinados por las embestidas de una narcolancha en el puerto de Barbate (Cádiz) el 9 de febrero. Pero sí son culpables de un delito de tráfico de drogas. Lo demuestra, entre otras pruebas, el vídeo que grabaron de las arremetidas a los agentes fallecidos y a los que sobrevivieron desde la narcolancha que ocupaban aquella noche en el mismo puerto gaditano. Figura así en el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil entregado esta semana en el juzgado instructor de Barbate. Lo redactó la unidad de la UCO especializada en crímenes, que a mayores intenta reconstruir los pasos de la narcolancha y de la tripulación que embistió a los agentes aquella noche con temporal de febrero para sentarlos ante la Justicia.

El atestado judicializado incluye un catálogo de contadas planeadoras que pudieron perpetrar el doble asesinato. Una es la embarcación semirrígida que el 5 de abril —56 días después de la tragedia en Barbate— fue varada a las bravas en una playa de Huelva con 627 kilos de coca. A bordo iban presuntamente dos vecinos de las Rías Baixas: Iván Abal, apodado el Rubio y de Barro; y Santiago R., de Cambados. Los acompañaba un ciudadano de Serbia, Radomir Z., que durante la huida acabó en el agua y fue detenido por la patrullera de la Guardia Civil que los perseguía.

Los gallegos fueron arrestados unos días después, el 15 de abril, en sus domicilios en el marco de una investigación de la Guardia Civil, el Servicio de Vigilancia Aduanera y la Policía Nacional contra la considerada hasta ese día mayor organización de narcotráfico en el Estrecho.

El máximo responsable de la trama, Sergio A. M., apodado el Bola, manejaba los hilos y coordinaba su empresa de importación a España de cocaína y hachís desde una urbanización de lujo en Lisboa. La investigación de la UCO sobre lo ocurrido en Barbate descarta que la planeadora que mató a los dos agentes integrara el 9 de febrero la flota de narcolanchas del Bola. Pero el relato policial apunta a otra tesis, vinculada a la presencia diaria de decenas de narcolanchas yendo y viniendo de un país al otro o esperando el mejor momento para consumar el trabajo. Ese informe incluye a un elenco de pilotos, entre el que figuraría el responsable de llevar la planeadora que embistió a los agentes de la Guardia Civil. Ellos iban en una pequeña zódiac incapaz de hacer frente al coloso que los embistió, de al menos 14 metros y casco rígido.

Se cree que el principal sospechoso tiene nacionalidad marroquí y a las pocas horas de perpetrar el doble crimen ya habría logrado llegar a su país natal con la intención de esfumarse para siempre. Pero la embarcación sí se mantuvo a flote. No cambió de utilidad, pero sí de manos, y ahí está la vinculación con Galicia. La tesis policial apunta que esa planeadora pasó a ser tripulada por otra organización para seguir traficando. La creencia policial resulta lógica en el contexto que se vive en el Estrecho. Las narcolanchas que surcan estas aguas a diario se cuentan por decenas, y es común que cambien de tripulaciones o que dejen de transportar drogas para surtir de combustible a otras gomas.

La misma tesis policial recogida en atestados contempla que la narcolancha que mató a los agentes David Pérez y Miguel Ángel González acabó siendo pilotada por los gallegos Iván Abal y Santiago R., que desconocerían el pasado manchado de sangre de esa planeadora. A partir de ahí, la historia de esa embarcación ya figura en otro procedimiento instruido en el Juzgado número 3 de Sanlúcar de Barrameda. Ambos gallegos y el serbio salieron al encuentro en alta mar del Bader III; un barco nodriza que les habría entregado esos 627 kilos de cocaína. Pero su presencia, llegando a las costas de Huelva, fue detectada por la Guardia Civil. Se inició una huida que acabó frente a la playa de Torre de la Higuera y fue grabada por los bañistas, enésima prueba documental de la guerra al narco en el Estrecho.

Los cuatro agentes que sobrevivieron a las embestidas de la planeadora: «No había posibilidad de escapar»

Los cuatro agentes de la Guardia Civil que ayer acudieron a los juzgados de Barbate (Cádiz) para declarar como testigos sobre lo ocurrido en la noche del 9 de febrero, cuando dos compañeros fallecieron al ser arrollados por una narcolancha en el puerto de este municipio, declararon que fue una embarcación «de mayores dimensiones» la que acometió contra su zódiac «de forma grave» hasta en tres ocasiones, que «no había posibilidad de escapar» de estas arremetidas y que «la intención era clara de embestir».

Andrés Carreño, abogado que presenta a la acusación popular en el caso, aseguró al finalizar las declaraciones de los testigos que [el 9 de febrero en el puerto de Barbate] tuvieron lugar «de forma grave dos intentos, y el tercera fue la embestida» que provocó la doble muerte, determinando que fue una de las seis o siete narcolanchas que había en el puerto refugiándose del temporal aquella noche la que protagonizó la fatal embestida.

Los agentes no pudieron determinar con exactitud cuál de todas estas embarcaciones fue la que les atacó debido a la nocturnidad, si los autores utilizaron «un puntero» para deslumbrar a los agentes, ni si la embarcación tenía una o dos antenas de radar. Sí relataron que fue siempre la misma narcolancha la que les arrolló. Tampoco han identificado la vestimenta de los responsables por estas mismas causas, indicando solamente alguno de ellos que «había alguien con una prenda roja o naranja», sin detallar mucho más.

«Todos [los agentes que declararon ayer como testigos] coinciden en que la embarcación en la que iban no era quizás la más adecuada por la diferencia de dimensiones, como es lógico», señaló Carreño sobre la zódiac utilizada por la Guardia Civil para tratar de disolver la presencia de las narcolanchas de este puerto. Andrés Carreño añadió que en este tipo de investigaciones, hasta que no se llega al juicio, «siempre hay dudas», y recordó el condicionante que supone que los testigos que declararon ayer «acaban de salir del tema físico», de las lesiones producidas por aquel ataque y que «psicológicamente todavía están evidentemente afectados».

Uno de los cuatro agentes compareció ante el juez por videoconferencia, mientras que el resto de compañeros lo hicieron de manera presencial en los juzgados de Barbate. Les acompañaron representantes de Jucil, que reclamaron más medios personales y materiales a la Guardia Civil en la provincia de Cádiz para combatir el narcotráfico que afecta a este territorio. A mayores, las defensas de los detenidos inicialmente como presuntos autores de las embestidas a los agentes y de los crímenes de dos de ellos indicaron al salir de los juzgados de Barbate que esperan que «el lunes o el martes» esté resuelta su solicitud de libertad para todos, tras constatarse que no eran ellos quienes iban a bordo de la narcolancha.