Galicia declara la guerra a las plantaciones ilegales de eucalipto

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

CARMELA QUEIJEIRO

Los apercibimientos por no cumplir las distancias de seguridad a casas y núcleos urbanos se triplicaron este año. Solo el 30 % de la superficie forestal no está arbolada, pero se desconoce cuanto monte está abandonado

25 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia puede, y debe, aprender algunas lecciones del trágico incendio forestal de Pedrógrão Grande. Es cierto que Portugal no cuenta con el amplio y profesionalizado contingente de extinción del que se ha dotado la comunidad gallega. Y eso es una importante diferencia, pero son muchas las similitudes ante las que conviene tomar nota.

Las angustiosas imágenes de la que en Portugal ya se conoce como la carretera de la muerte, salpicada de coches calcinados en los que perecieron la mitad de las 64 víctimas mortales, no es muy diferente de tantas y tantas vías gallegas en un elemento que fue determinante para la tragedia: la calzada está flanqueada por extensas plantaciones de eucaliptos y pinos que llegan hasta la misma cuneta. Y esas casas aisladas y aldeas rodeadas de árboles como islas en medio de un mar de ramas son también estampas habituales al norte de la raia. Y a uno y otro lado el riesgo es el mismo, porque convierten el incendio en un grave peligro para la seguridad de las personas que viven en esos núcleos.

Las leyes de montes e incendios de la Xunta imponen a las plantaciones de árboles, y muy especialmente a eucaliptos, pinos y acacias por ser especies de combustión explosiva, unas distancias mínimas a edificaciones, calzadas asfaltadas, pistas y ríos -entre otros- que raramente se cumplen pese a ser imprescindibles para ordenar el monte y crear las tan necesarias discontinuidades de masas forestales, vitales no solo en las labores de apagado, sino también en facilitar una evacuación segura de la población. 

Medio Rural admite que el cumplimiento de estos requisitos es «anecdótico», pero alega que la responsabilidad no es solo suya por no sancionar más, sino también de los que tienen que cumplir y hacer cumplir esas normas: propietarios, concellos, diputaciones, empresas y el Gobierno central. Han sido tantas las trabas a la aplicación de estas leyes, incluso de alcaldes que protestaban cuando se multaba a algún vecino, que desde que se aprobó la de Montes, en el 2012, la Xunta solo apercibió a 1.600 infractores por tener plantaciones ilegales de eucalipto, una insignificante media de 320 por año. 

Objetivo prioritario

El departamento que dirige Ánxeles Vázquez ha señalado como objetivo prioritario para este año aumentar el control sobre el monte para mejorar su ordenamiento. Ese propósito se ha traducido ya en 995 apercibimientos en lo que va del 2017, el triple que en los ejercicios anteriores, pero ya hay otras 3.000 cartas pendientes de llegar a otros tantos infractores tan solo en la provincia de A Coruña, la que mejor está trabajando en el control de las plantaciones de árboles que son ilegales por su cercanía a vías de comunicación o núcleos urbanos o por estar en terrenos agropecuarios, entre otros motivos.

La Xunta anuncia que a partir de ahora habrá mano dura. La decisión estaba tomada ya antes de la tragedia de Pedrógrão, pero ahora el convencimiento es total. Sin embargo, la Consellería de Medio Rural prefiere seguir trabajando con el modelo actual que apuesta por solo multar efectivamente a aquellos que se niegan a cumplir con la ley pese a haber sido advertidos. A los que talan sus plantaciones ilegales o limpian de maleza sus terrenos cuando les llega la carta oficial no les abrirán expediente sancionador. La mayoría lo hacen. Este año, solo 229 de los 995 apercibidos se negaron a cumplir la ley.

A Coruña es la que mejor trabaja en el control del monte y Pontevedra, la que debe tomar nota

A Coruña es, con mucho, la que mejor está trabajando en Galicia en el control del ordenamiento del monte y en la lucha contra las plantaciones ilegales de eucalipto. No en vano, 850 de los 995 apercibimientos enviados este año a propietarios se tramitaron en esta provincia. Son el 85 % del total y se tradujeron en 149 expedientes sancionadores. En el otro extremo se sitúa Pontevedra, donde en lo que va del 2017 tan solo se han enviado 22 notificaciones y se han tramitado 17 multas. Lugo está lejos de los registros coruñeses, pero tramitó 123 apercibimientos y 12 sanciones. En Ourense, por su parte, no se envió ninguna carta advirtiendo de una plantación ilegal de eucalipto, pero sí se tramitaron 51 sanciones. La explicación es que en esta última provincia las zonas en las que se ha introducido esta especie arbórea son mucho menores, lo que hace que no estén tan presentes en vías y núcleos de población.

¿Cuánto monte gallego está abandonado?

En Galicia sí se sabe que el 30 % de la superficie forestal no está arbolada, pero se desconoce un dato clave para actuar

mario beramendi

Es sabido que el monte ordenado y explotado arde con una menor facilidad. En Galicia hay algo más de dos millones de hectáreas de superficie forestal. De ellas, unas 600.000 no se encuentran arboladas. Es decir, que son improductivas para usos industriales. He aquí algunas claves para comprender el sector forestal. 

¿Cuál es la foto actual?

Sabemos, con estos datos, que aproximadamente un 30 % del monte gallego está infrautilizado, pero desconocemos qué porcentaje exacto de monte está abandonado. Hay superficie forestal arbolada que, en cambio, sí se halla abandonada. Y otra que no lo está y tiene usos. Por tanto, deberíamos ser capaces de medir el abandono y, en consecuencia, de mejorar las estimaciones de potencial aprovechamiento del inventario forestal. 

¿Qué revela esta imagen?

Primero, que Galicia es una gran potencia forestal, pero podría serlo mucho más. Lidera la producción y exportación de madera en España y lo hace a pesar de que un 30 % de su monte está infrautilizado. Es una proporción relevante, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de un porcentaje muy inferior al que presentan países de una gran tradición maderera, como es el caso de Finlandia (12 %), Austria (14 %), Suecia (18 %) o Estados Unidos (20 %).

¿Por qué ocurre esto?

En gran parte, por una estructura minifundista de la propiedad. En Galicia hay 680.000 propietarios forestales, es decir, casi uno de cada cuatro habitantes. Y en cambio, solo venden madera 80.000, es decir, que el 88 % de los dueños de una parcela no le sacan rendimiento. Algo que sucede por su tamaño. 

¿Qué se ha hecho?

Los instrumentos que se han puesto en marcha por ahora desde el poder público para agrupar parcelas forestales no han dado los frutos esperados. Según los expertos, no existen ni incentivos fiscales para unir propiedades ni tampoco un marco de ayudas que atraiga a la inversión privada. Y esta es clave para poder poner en valor un monte que no solo depende de lo que haga o invierta el sector público. Esta es parte de la hoja de ruta que tiene ahora encima de la mesa la Administración gallega, que negocia con el sector un nuevo escenario para los próximos años. 

¿Dónde hay otro frente de batalla?

El decreto de la Xunta que regula la inversión en montes vecinales, en vigor desde mayo del 2016, ha avivado el viejo problema de los lindes al abrir nuevas expectativas de negocio y de explotación forestal. La norma obliga a reinvertir el 40 % de los beneficios en un plan de ordenación que tiene, entre otros, el objetivo del deslinde. Este escenario ha abierto las disputas entre los montes vecinales, pero también entre estos y los propietarios particulares. El asunto es relevante porque en Galicia hay 2.800 comunidades de montes vecinales, que suponen el 30 % de la propiedad forestal y que gestionan 700.000 hectáreas. Lugo es ahora la provincia con más problemas para delimitar parcelas.