El brasileño descuartizado junto a su familia vivió y trabajó en A Coruña

a. mahía, p. gómez, M. Valiña A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

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Residió en la ciudad en el 2000 y en el 2010, y fue panadero en Santa Cruz y Meicende

21 sep 2016 . Actualizado a las 17:16 h.

Marcos Campos Nogueira, el hombre que la semana pasada apareció en su casa de Guadalajara descuartizado y metido en bolsas de plástico junto a su esposa y sus dos hijos pequeños, vivió y trabajó en A Coruña. Lo hizo en dos etapas, entre el 2000 y el 2003, y en los años 2010 y 2011. Este brasileño de 39 años y natural de la ciudad João Pessoa, dejó varios amigos en la ciudad coruñesa, a la que llegó para trabajar en la hostelería y en la instalación de escenarios para orquesta. Concretamente, prestó sus servicios para el grupo musical Alarma, de A Coruña. Luego, un compatriota le ofreció otro empleo y con él estuvo hasta que encontró un trabajo en una panadería de Meicende (Arteixo). De ese negocio pasó a otro del mismo ramo en Santa Cruz (Oleiros).

Como hizo en su primera etapa en Galicia, Marcos Campos regresó a Brasil después del 2011. En A Coruña residía en el barrio de Los Rosales, en la plaza Elíptica. «Era un hombre muy alegre, que hablaba con todo el mundo», recuerda alguien que lo conoció.

Una vez en su país, contrajo matrimonio con Janaína Santos Américo. En Brasil, Marcos había encontrado trabajo como gerente de un restaurante en la región de Paraíba, la misma en la que nació su esposa, en 1976, y donde también nació su hija María Carolina hace cuatro años. David, un bebé de apenas un año, ya nació en España.

Tras tener a su primer hijo, el matrimonio decidió probar fortuna en España. No viajaron a A Coruña, donde él tenía amigos de sus anteriores etapas, sino que se quedaron en Madrid, concretamente en Torrejón de Ardoz. Allí, él encontró trabajo de camarero y ella estaba buscando empleo.

Hace unos meses, Marcos y Janaína se mudaron a un chalé con piscina en Pioz (Guadalajara), donde apenas les dio tiempo a relacionarse con los vecinos. Sus cuerpos y los de sus hijos aparecieron la semana pasada descuartizados y metidos en bolsas.

Las primeras investigaciones apuntan a que el horrendo crimen se produjo hace un mes. El caso se conoció porque un vecino de la urbanización alertó del fuerte hedor que salía de esa casa, de la que no se veía entrar ni salir a nadie desde hacía mucho tiempo. Fue entonces cuando la Guardia Civil encontró las bolsas y una vivienda sin desordenar y sin restos de sangre en la que nadie diría que había habido una matanza. No había puertas ni ventanas forzadas.

Las primeras hipótesis, según el propio delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, apuntan a un ajuste de cuentas, a la obra de uno o varios sicarios. Los cuerpos desmembrados estaban dentro de bolsas de plástico precintadas y repartidas por el interior de la casa. Como si el asesino quisiera que fueran halladas de esa manera, «como queriendo enviar un mensaje a alguien», sospechan los investigadores. La crueldad con la que se cometieron los crímenes y la forma en que quedaron los cadáveres lleva a pensar que fue un crimen cometido por «profesionales» y por encargo. La familia, desde Brasil, niega cualquier vínculo con la droga u otro delito. Sus amigos en A Coruña también lo descartan, y Marcos y Janaína no tenían antecedentes penales.