El fuego cercena un corredor biológico hacia el Sil

T. M. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Área quemada en espacio protegido
La Voz

Las llamas han ignorado estos días la consideración de paisaje protegido, una figura contemplada en la ley del patrimonio natural y la biodiversidad

17 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El fuego no entiende de leyes, así que de poco le ha servido al Val do Navea la distinción que hace ocho años otorgó la Xunta a la cuenca que discurre por los municipios de San Xoán de Río y A Pobra de Trives. Las llamas han ignorado estos días la consideración de paisaje protegido, una figura contemplada en la ley del patrimonio natural y la biodiversidad bajo la que se amparan aquellas partes del territorio que son merecedoras de una protección especial por sus valores naturales, estéticos y culturales. 

El incendio que se declaró el domingo en Trives se ha llevado por delante parte del corredor biológico que une el macizo central con el mayor sistema fluvial del noroeste ibérico, la cuenca del Miño-Sil. Porque el Navea, que nace en la sierra de San Mamede (Laza), a 1.260 metros de altura, fluye primero a través del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y la Zona de Especial Protección de los Valores Naturales del Macizo central, para después ir adentrándose en la Terra de Trives hasta ir a morir al río Bibei, poco antes de que este vierta sus aguas en el Sil.

Forjado en la acción erosiva de las aguas y la crudeza del frío del Cuaternario, el decreto que Medio Ambiente rubricó el 13 de noviembre del 2008 otorgaba una especial protección a un ecosistema formado por rebolos, robles, castaños, abedules, nogales, alisos y arces en los que habitaban tritones, ranas, milanos, halcones peregrinos, nutrias, martas, murciélagos y corzos. Un ecosistema milenario y singular al que se había bendecido con la conservación y protección de la flora y la fauna y la vegetación arbórea para mantener vivo el corredor biológico entre el macizo central y el Sil. Un paisaje protegido, el primero de Galicia, al que la Administración había prometido la promoción de un desarrollo económico y turístico respetuoso con el medio y programas de investigación y de educación ambiental. Un ecosistema prácticamente inalterado durante siglos. Un ecosistema que las llamas tampoco han respetado. Por muy protegido que fuese.