«Los que ahorcaron ese muñeco también delinquieron con Richo»

GALICIA

La familia del delincuente amenazado dice que lo acusan de cosas que no hizo

04 oct 2014 . Actualizado a las 12:14 h.

El entorno de Ricardo Sánchez, Richo, asegura que el linchamiento público y las amenazas no son justas. No niegan buena parte de las fechorías realizadas por este joven de 21 años en el núcleo de Oza dos Ríos, pero ven un componente de cinismo por parte de algunos que lo acusan. «No voy a negar que Richo roba, ha hecho muchas -dice Carlos Presa, tío del delincuente-, pero la propia Guardia Civil me ha dicho que muchas veces mi sobrino carga con delitos que no cometió».

Cuando ayer leyó en el periódico la noticia del muñeco ahorcado para amenazar a su sobrino («Ricardo te la estás jugando», rezaba el cartel que lo acompañaba), asegura que se indignó. «Aquí todos sospechamos de quién colgó eso y los que lo hicieron delinquieron con Richo», espeta el tío, quien asegura haber llamado a numerosas puertas para ayudar al joven, cuya vida se complicó desde la muerte de la madre hace más de cinco años. «Él no está bien, necesita ayuda psiquiátrica y no nos dan solución en ningún sitio, dicen que los trámites son lentos pero a lo mejor cuando llegue la respuesta ya es demasiado tarde», apunta Carlos Portas. Él mismo encontró el lunes a Ricardo «sentado en medio del monte» y lo entregó a la Guardia Civil tras el último episodio violento con un vecino. «Me decía que quería que lo ingresaran, que reconoce que necesita ayuda, pero luego bebe o se droga y ya no hay quien lo contenga...», añade. Hay otra situación que agrava la extrema vida de Ricardo: para mediados de diciembre está marcado el desahucio de su casa, que pasará a ser propiedad del banco. «El padre dejó de pagar», sentencia el familiar, quien le acompaña habitualmente a los numerosos juicios para los que Richo es citado. El próximo será el día 16 de octubre, por quemar un colchón, robar tres bombonas y lanzar un martillo a un mismo vecino.

Ya hace muchos meses que Richo no accede a su vivienda por la puerta de la fachada principal y escala al interior por una ventana trasera. Los cristales que dan a la carretera están destrozados, «desde que le fueron a pegar por un robo que hizo». Aseguran que las «trasnadas» las hace los fines de semana. Muchas vecinas le conocen desde que era un bebé. Le vieron crecer y siempre con un «comportamiento salvaje». María Luisa resume en una frase su mezcla de cariño y hartazgo por Ricardo: «Eu non falo mal del..., pero que o leven de aquí, por Dios».