El Parlamento de Galicia le da paso al galpón

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

El cúmulo de insultos arrastra por el suelo la imagen de la política gallega

14 sep 2014 . Actualizado a las 12:57 h.

Cuando ya se dejó constancia escrita de que Pilar Rojo preside el peor Parlamento gallego de la historia, puede que a su pesar. Cuando se destacaron casos de absentismo laboral de diputados, pese a que el 97 % cobran por dedicación exclusiva. O cuando reflejado está que alguna señoría pasa aprietos para leer con corrección un discurso en la tribuna, entonces queda muy poco margen para relatar lo que sucede en O Hórreo sin ofender la voluntad popular expresada en las urnas. Ya puestos, es más oportuno describir la situación recopilando en un diccionario los elaborados vocablos que glosan el debate político en la actual legislatura. Estos son solo algunos:

Caradura: Yolanda Díaz (AGE) sostiene que se lo llamó a ella la conselleira de Traballo, Beatriz Mato, fuera de micro.

Choni: Definición de Beatriz Mato usada por Yolanda Díaz.

Chulo de barra americana: Expresión que Xosé Manuel Beiras usó desde su escaño para definir al presidente de la Xunta.

Comemierda: Otro calificativo que el socialista Pablo García utilizó en sede parlamentaria para aludir a Feijoo.

Esquizofrénicos: Para el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, son todas aquellas personas que se oponen a la reforma electoral que propone el PP de forma unilateral.

Esterqueira: Gallego. Palabra invocada por Beiras como sinónimo del complejo administrativo de la Xunta, en San Caetano.

Fascista: Véase también nazi. Término muy usado por la bancada izquierda para aludir al PP.

Fea: El diputado del PP Ángel Camino opina que es el adjetivo que define a Chelo Martínez (AGE) y se lo espetó.

Felacións: Excitación del pene con la boca. El exdiputado de AGE, David Fernández Calviño, dijo que si al término se le añade la palabra «intelectuais» da como resultado lo que le practica el PP gallego al PP nacional.

Gilipollas: Insulto español por excelencia, pronunciado por el portavoz del BNG, Francisco Jorquera, a modo de apercibimiento contra Feijoo.

Macarra: Muy intercambiable. Yolanda Díaz, definió como tal en comisión parlamentaria al director xeral de Política Financeira de la Xunta, Manuel Galdo. Diputados del PP se lo endosaron a Chelo Martínez (AGE).

Mamarracho: Calificativo con el que Beiras aludió a Feijoo en abril del 2013, aunque fuera del Parlamento. Lo hizo en la Facultade de Ciencias Políticas.

Merda: Es como llaman algunos paisanos de la aldea de Aguiar (Brión) al presidente de la Xunta, según declaró Xosé Manuel Beiras, que vive allí.

Narcopresidente: Palabra compuesta. Beiras la usó varias veces para descalificar a Feijoo.

Pelele: Sinónimo de Feijoo, según Yolanda Díaz.

Puta idea: Lo que no tienen los diputados del PP cuando hablan, según dejó dicho David Fernández Calviño (AGE).

Tonto útil: Pasmado y de poco entendimiento, pero pese a todo provechoso. Lo mismo vale para calificar al BNG, según dijo Feijoo, que para atribuírselo al propio presidente de la Xunta, como hizo notar Jorquera.

Visto esto, no sería extraño que gran parte de la sociedad se sienta abochornada al escuchar de soslayo el eco que deja oír el Parlamento que, pese al grosor de sus alfombras, cada día hace más méritos para convertirse en un gran galpón. Atrás quedan aquellos furibundos ataques, ahora casi inocentones, de Beiras acusando a Cuíña de no leer un libro entero en su vida, del irritado Ismael Rego denunciando la «carroñería» del PP o de Jaime Pita haciendo temblar el hemiciclo al llamarle radical al BNG.

Todo ha cambiado a peor. Los diputados y también los presidentes. Fraga podía ser despectivo en sus valoraciones y el carácter de Touriño se tornaba enseguida en furia. Pero a diferencia de Feijoo, ambos mantuvieron las formas en la tribuna, sin jugar con cerillas llamándole tonto al opositor. Entre todos contribuyen a minar la imagen de la Cámara gallega cuando la del político está por los suelos. Que no se extrañen después si son ignorados o botados con B.