Cárcel para una mujer de 22 años que intentó degollar a su novio de 50 cuando dormía

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

El hombre, que fue agredido con un cuchillo de cocina, le había comunicado días antes «a súa vontade de finalizar a relación»

28 ago 2014 . Actualizado a las 18:45 h.

Cuando, a sus 50 años, J. M. V. D. inició una relación sentimental con Natalia S. V., de 22, poco podía imaginar que la misma iba a terminar de la forma más abrupta posible. Con su novia encima de él clavándole repetidas veces un cuchillo de cocina en el cuello, hechos por los que el Juzgado de lo Penal número cuatro de Pontevedra la acaba de condenar a cuatro años y medio de prisión por un delito de lesiones con la agravante de parentesco.

La sentencia, que es recurrible frente a la Audiencia, establece, asimismo, la prohibición de que la pontevedresa se aproxime a menos de cien metros del que fuera su compañero sentimental durante los próximos ocho años, así como que le abone una indemnización de 14.019 euros.

Este ha sido el, por el momento, último capítulo de una historia que comenzó a escribirse en el 2010 cuando ambos iniciaron su noviazgo. Todo parece apuntar que en cuestión de poco tiempo, ambos establecieron su nido de amor en la vivienda que J. M. V. D. posee en A Estrada.

Tras once meses, todo se vino abajo. Si el 22 de mayo del 2011 se produjo la agresión, en la sentencia se refiere que, días antes de esta fecha, el estradense le había comunicado a su novia, viguesa de nacimiento, «a súa vontade de finalizar a relación». Durante el juicio, añadió que, el día de los hechos, Natalia descubrió un mensaje en su móvil que le encendió los ánimos: «Vouche joder a vida a ti e máis a ela», aseguró que le dijo su por entonces pareja.

Ya entrada la noche, el denunciante regresó al domicilio observando cómo, al cabo de un rato, la acusada subía al piso superior de la casa y se acostaba en el dormitorio conyugal. Pasada la medianoche, el estradense siguió sus pasos. Minutos después, estaba durmiendo plácidamente.

Natalia se colocó encima de la víctima y, «aproveitando a conxuntura cun coitelo de cociña de aproximadamente dez centímetros de folla, comezou a darlle cortes na rexión supraclavicular e laterocervical dereitas». J. M. V. D., según su versión de lo ocurrido, se despertó con los pinchazos: «Noté humedad».

Casi instintivamente, levantó una de sus manos desviando otra acometida con el cuchillo. Inmediatamente, encendió la luz y su novia emprendió la huida. Como consecuencia de la agresión, fue atendido por los servicios médicos de cinco heridas incisas en el entorno del cuello.