Una llamada del armador a las cuatro de la madrugada a la casa de Manuel Domínguez Mallo, en el barrio marinense de A Costa, fue la primera noticia que tuvieron en esta familia de trabajadores del mar sobre la tragedia del Mar de Marín.
Manuel, con 53 años, tenía una amplísima experiencia a bordo de este pesquero, que conocía como la palma de la mano. Era uno de sus tripulantes más veteranos y sus familiares resaltaron ayer que llevaba 21 años desempeñando el mismo oficio en el mismo buque.
En su casa familiar, Ángel Mallo, uno de sus tíos, explicó lo que sabían. «O armador díxonos que o barco fóra ao fondo, que lle dera un mercante, que había cinco superviventes, tres mortos e dous desaparecidos e que un destes era Manuel».
Sus padres recordaban ayer con pesar la última vez que lo vieron, el domingo pasado antes de que se embarcara. Su padre, Manuel Domínguez Dopazo, apenas podía contener las lágrimas. «O único que sabemos é que desapareceu, este é un pau moi grande». Ahora, solo les queda esperar a que aparezca el cuerpo.