Los copagos y la gestión clínica abren una brecha en la sanidad

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Un millar de enfermos crónicos recogen sus medicamentos en las farmacias de hospitales como el de A Coruña (en la imagen).
Un millar de enfermos crónicos recogen sus medicamentos en las farmacias de hospitales como el de A Coruña (en la imagen). Paco Rodríguez< / span>

Los usuarios pagarán desde enero los fármacos recogidos en el hospital

01 dic 2013 . Actualizado a las 14:01 h.

La sanidad gallega tiene actualmente dos frentes abiertos, uno derivado de una norma estatal, y otro puesto en marcha por la propia Administración gallega. En ambos casos la resistencia ha surgido además de sectores diferentes. El copago de los fármacos que se recogen en la farmacia hospitalaria se pondrá en marcha en Galicia a principios de enero y ha encontrado una fuerte contestación entre los alcaldes y entidades sociales, englobados bajo el llamado espíritu de Riotorto, ya que el alcalde esa localidad, el nacionalista Federico Gutiérrez, fue el primero en rebelarse contra esta medida.

Este copago no tiene marcha atrás y afectará, aunque las cifras son estimadas, a en torno de un millar de enfermos crónicos que van a por los medicamentos a los hospitales. Tendrán que abonar el 10 % del precio hasta un máximo de 4,2 euros por envase, y en el colectivo de pensionistas se mantendrá el tope máximo de 8 o 18 euros al mes en función de la renta.

La otra gran brecha que ha surgido en la sanidad es la puesta en marcha de las áreas de gestión clínica, y en este caso son los trabajadores los que están dando la batalla. Se trata de un proyecto que viene de años atrás -el primer borrador tiene más de dos años-, y que propone un nuevo modelo organizativo más orientado hacia el proceso asistencial del paciente, en el que los profesionales gestionan recursos humanos y materiales, y cuyos ahorros pueden revertir en los propios profesionales.

La polémica por esta medida es su posible privatización. Aunque ahora el proyecto de decreto que la regula no le da entidad jurídica propia, y por lo tanto el personal estatutario podría conservar sus condiciones, una modificación del estatuto marco de los trabajadores que se publicó en julio en el BOE sí abre la opción a perder la condición de estatutario, despertando todas las alarmas.

Huelga en diciembre

Este es uno de los principales motivos de los sindicatos CESM, O'Mega, CC. OO. y CIG para convocar una huelga en la sanidad pública gallega los días 9 y 10 de diciembre a la que están llamados los 33.000 trabajadores que forman parte del Servizo Galego de Saúde. El principal, pero no el único. Los copagos, las jubilaciones sin cubrir, y la tasa de reposición de un 10 % son otros de los aspectos por los que los sindicatos llaman a los trabajadores a secundar este paro, cuyos motivos se resumen en una reivindicación por una sanidad pública de calidad y en contra de las privatizaciones. Es más, el llamamiento se ha extendido a toda la población con manifestaciones en trece localidades gallegas el día 10.

Privatizaciones

Detrás de este conflicto se esconde una palabra, privatización. Responsables del Sergas, sindicatos y oposición tienen una visión muy diferente de por qué se toman distintas medidas. Si para el Gobierno la colaboración público-privada en la construcción del hospital de Vigo es la única forma de que se realice el centro, para el resto es una privatización y una hipoteca futura para las arcas gallegas.

No es, ni de lejos, el único punto de fricción. El Sergas ha sacado a concurso la gestión de toda la alta tecnología de sus hospitales durante los próximos ocho años por un importe de 88 millones. Tres empresas han iniciado un diálogo con la Administración para lograr esta adjudicación, Siemens, General Electric y Philips. ¿Qué ven muchos profesionales? Una empresa privada que decidirá cuándo se cambia un equipo, e incluso en dónde se pone. El Sergas lo niega. Asegura que la empresa asesorará cuál es el equipo que mejor se adapta y se garantizará un mantenimiento por igual en todos los hospitales del Sergas, «pero la decisión última es nuestra, la empresa puede proponer un tipo de equipo, pero la decisión final es nuestra», afirman en la consellería.

Mientras, los ciudadanos siguen siendo los espectadores de un modelo que en los últimos años ha comenzado a cuestionar la universalidad de todas sus prestaciones y a introducir copagos en servicios en los que nunca se creyó que habría que pagar, todo bajo la cuestionable premisa de la futura sostenibilidad del sistema sanitario.