El crac de la inmigración agrava el drama poblacional de Galicia

M. Cheda SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La comunidad pierde 50 habitantes al día en su peor registro desde 1990

23 abr 2013 . Actualizado a las 12:36 h.

«Este vaise e... aquel non ven, o outro morre e ninguén nace». Podría describirse la Galicia actual revisando aquel poema rosaliano de finales del XIX. Por primera vez en lo que va de siglo, la comunidad autónoma perdió el año pasado, en comparación con el anterior, habitantes tanto extranjeros como nacionales: 2.797 de los unos y 15.202 de los otros; en total, 17.999, la peor caída desde 1990. Hasta el momento, el fenómeno inmigratorio venía paliando el flujo de salidas y los bajos índices de natalidad, como refleja el gráfico superior. Ahora, con el PIB en los infiernos y el paro en los cielos, eso se acabó. Ya no hay reclamo: el crac en la llegada de foráneos acentúa el drama poblacional. «Galicia, sen homes quedas».

Según datos difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 1 de enero del 2013 en la suma de las cuatro provincias vivían legalmente 2.763.499 personas, un 0,6 % menos que a las mismas alturas del 2012, cuando en el conjunto de España, en ese período de tiempo, se produjo un descenso de apenas cuatro décimas porcentuales. Entre una fecha y la otra, la comunidad se fue dejando por el camino vecinos a un ritmo medio de 50 cada día.

En términos relativos, por territorios, Ourense lideró el retroceso demográfico, con una bajada del 1,21 %, seguido de Lugo (-0,93), A Coruña (-0,58) y Pontevedra (-0,43). En números absolutos, en cambio, las menguas las encabezaron, por este orden: coruñeses (6.608 menos), pontevedreses (4.162), ourensanos (3.993) y lucenses (3.236).

La Xunta, entretanto, lo fía todo al plan de revitalización que el Parlamento, con los únicos votos favorables del PP, aprobó en comisión hace 17 días. El proyecto consta de 67 medidas cuya aplicación, solo en el ámbito fiscal, movilizará 90 millones a lo largo del próximo cuatrienio. Se trata, en expresión de Feijoo, de «cortar a hemorraxia». A la oposición no le vale.