Un matrimonio con tres hijos, a punto de perder su casa por no pagar el alquiler
09 mar 2012 . Actualizado a las 12:03 h.Desde ayer están sin luz. No obstante, este es el menor de los males para la familia Caamaño Sanlés. El dueño de la casa donde residen, en el Castrillón (A Coruña), los ha amenazado con desahuciarlos si mañana no pagan los 1.689 euros que deben en concepto de alquiler desde el mes de noviembre.
Elisabeth y su marido están en el paro. Ella padece fibromialgia y él tiene un temblor esencial con una minusvalía del 5 %. Ninguno de los dos tiene trabajo y en estos momentos no cobran nada que les permita pagar el alquiler de su actual vivienda, donde residen desde hace casi dos años. Dicen que están tramitando la risga, la ayuda para personas con pocos recursos, una ayuda de emergencia social en el Ayuntamiento, y una prestación por los niños en el Inem, «pero son demasiado lentas». De sus allegados poco reciben.
Con la familia de ella apenas tienen trato, y la de él les ayuda en lo que puede , «que no es mucho». «Seguramente perdamos la casa y necesitamos un lugar al que mis hijos puedan llamar hogar. Estamos dispuestos a todo. Aceptaríamos cualquier empleo, estaríamos dispuestos a irnos a un pueblo, a trabajar en el campo y en lo que haga falta», señaló Elisabeth Sanlés, quien trabajó en la hostelería, como peón forestal, en carga y descarga, a pesar de no poder coger pesos por su enfermedad, y como cuidadora de ancianos.
Elisabeth tiene tres hijos de 10, 3 y 2 años: Juan Manuel, José Andrés y Luis Ramiro. Y teme que «venga Menores y me los quite». Sin ir más lejos, cuenta que ayer personal del Servizo de Menores de la Xunta se presentó en su casa para interesarse por la situación de los pequeños. «Miraron la casa, me preguntaron cómo estaban los niños y que ya nos llamarían», dijo Elisabeth. Esta madre de familia, de 35 años, señala que a día de hoy comen gracias al Banco de Alimentos de Cáritas, una ayuda que no rechaza, pero que no le satisface del todo. «Básicamente nos dan arroz y pasta, y yo quiero que mis hijos tengan una dieta equilibrada», dice Elisabeth, que reconoce que la comida es «muy importante, pero necesitamos un techo».
Vivienda de protección
Cuenta que desde hace diez años es solicitante de una vivienda de protección oficial. No obstante, en la única oportunidad que tuvo de recibirla «hubo un error de información». «Me dieron un cuarto sin ascensor, y yo por mi enfermedad como máximo puedo subir uno o dos pisos, me dijeron que lo corregían y echaban la solicitud para atrás, pero nunca más se supo».
Ayer un técnico de Fenosa les cortó la electricidad, «porque debemos los recibos desde diciembre», y temen que mañana la inmobiliaria les retire las llaves, a petición del dueño, o que inicie los trámites para el desahucio, un proceso, que en caso de llevarse a cabo, puede prolongarse durante meses.
Ayer les fue cortada la luz, ya que deben los recibos desde el mes de diciembre