José Manuel Suárez: «Lo ideal es que el niño lo resuelva por sí mismo»

M. Otero

EXTRA VOZ

Álvaro Ballesteros

07 feb 2016 . Actualizado a las 15:01 h.

José Manuel Suárez Sandomingo preside la Asociación profesional de Pedagogos y Psicopedagogos de Galicia.

-¿Cómo se detecta si un niño está sufriendo acoso?

-Hay que prestar atención a las reacciones del niño. En primaria, por ejemplo suelen reaccionar mal a todo lo que tenga que ver con la escuela, y los padres empiezan a ver que ese niño no es el que era. Hay que tener en cuenta que el acoso es diferente en niños y niñas: ellos lo hacen con agresiones, mientras que ellas con comentarios o haciendo el vacío a la víctima.

-¿Es más complicado en los adolescentes? 

-Sí, pero hay un elemento común: el aislamiento. Los adolescentes sienten su autoestima muy baja y se sienten víctimas  e inútiles cuando no saben reaccionar ante la situación de acoso. Además, no pueden contar la verdad porque temen que se enteren los acosadores y entran en una espiral que a veces llega al suicidio, porque no tienen a dónde ir y la primera confianza que pierden es en sí mismos. 

 -¿No nos comunicamos con ellos?

-Lo que pasa en esta sociedad es que la comunicación con los hijos se va abandonando poco a poco y llega la adolescencia y los padres se encuentran con un niño desconocido. Sus reacciones les son extrañas y entonces van a la deriva. Reenganchar ahí cuesta mucho. Si hay sospecha de acoso hay que tratar de que se abra a alguna persona de referencia que le pueda ayudar: un tío, un primo, algún amigo...

-¿Cómo podemos ayudarle?

-Lo ideal es darle estrategias para que, en cualquier otro momento, pueda resolverlo por si mismo. Tendemos a que el niño se infantilice, a hacerlo dependiente, y no le dejamos crecer y reaccionar por si mismo. Además, en el colegio se debe formar a los niños para la convivencia. 

-¿El agresor también es víctima?

-El agresor puede tener una dificultad educativa o de personalidad. Puede ser agresivo porque en casa alguien está imponiéndose a él, entonces su resorte es agredir a otro que cree inferior a él. Luego está el que agrede por personalidad, cuando ya hay un trastorno que requiere tratamiento.