Los viernes de dolores

ESPAÑA

02 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En un arrebato de soberbia improcedente en los tiempos que corren, Rajoy se permitió despreciar el domingo a las decenas de miles de españoles que se manifestaron contra los recortes. Si no queréis caldo, dos tazas, les vino a contestar al advertir que todos los viernes habrá reformas, según él, tijeretazos para la mayoría. Está legitimado políticamente para introducirlas y es innegable que el país necesita una gran transformación para afrontar con garantías un futuro incierto. El problema es que todo lo que ha aprobado hasta ahora son recortes en los derechos y los gastos, y aumento de la carga impositiva. Pero no se le conoce medida alguna para mejorar la capacidad del tejido productivo o estimular el crecimiento. Porque la reforma financiera, clave para reactivar la economía, ha sido tan timorata e ineficaz como la impulsada en su día por Zapatero. Al final, acabaremos limpiando con dinero público el cáncer inmobiliario que está carcomiendo el sistema financiero, y una vez más pagaremos entre todos el daño causado por unos pocos. Esa debe de ser la ponderación a la que se refería Montoro: que quienes más tienen paguen menos, y que las depauperadas clases medias paguen más y más. Primero en impuestos, y después en tasas y en el abono por uso de los servicios. Un ataque en toda regla al modelo redistributivo. Y en esa línea, el Gobierno se plantea ahora dar una vuelta de tuerca para que la inmensa mayoría de la población pague también por circular por las autovías. Es discutible si para garantizar la sostenibilidad de la red viaria se debe introducir algún tipo de copago. Lo indiscutible es la injusticia y la inoportunidad de volver a introducir la mano en el ya semivacío bolsillo de los españoles. En lugar de amenazar con un viernes de dolores tras otro, Rajoy debería preocuparse algo más por la eficiencia y por la equidad de sus medidas. Y sería bueno predicar con el ejemplo. Porque venir a Santiago a darnos curas de austeridad, como hicieron ministros españoles y alemanes, desde un rincón para privilegiados es poco edificante.