Diego Villanueva Mejía: «La plaga de la patata viene para quedarse, es un error tremendo esperar y no actuar»

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

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El jefe de Biología de la universidad colombiana Eafit advierte: «Erradicar la polilla por completo es casi imposible, pero se puede controlar»

12 feb 2017 . Actualizado a las 08:59 h.

El profesor colombiano y su equipo en el departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Eafit, en Medellín, llevan años estudiando el movimiento y los efectos de la polilla guatemalteca y la plaga de la papa (como denominan a la patata). Este bicho se detectó en plantaciones de América Latina hace 70 años y hace dos llegó a Galicia desde Canarias, donde se conoce desde 1999. Hoy afecta a 31 municipios entre Ferrolterra y A Mariña. Diego Villanueva ha firmado alguno de los más exhaustivos estudios sobre esta plaga, y en su departamento llevan tiempo desarrollando una proteína tóxica que ataca solo a este tipo de polilla, y que se podría implantar en los tubérculos a través de una modificación genética. «Pero antes de dos años no creemos que se pueda desarrollar comercialmente», admite. Mientras tanto, insiste varias veces durante la entrevista, hay que actuar de inmediato: «Ni la Administración ni el agricultor deben infravalorar esta plaga».

-¿Y es posible detenerla?

-En Colombia llevamos 30 años y no hemos podido. Se trata de una de las peores plagas que hay. Se han probado diferentes métodos de control, pero no han resultado eficaces: desde las trampas hasta los productos químicos... Hay que mirar bien el genotipo de polilla del que se trata, hemos visto que en Guatemala y Honduras, por ejemplo, es más fuerte, y dependiendo de cómo sea su control será uno u otro. Hay que actuar de inmediato, y el agricultor ha de ser muy consciente de esto y tratar tanto el suelo en el que planta como el almacén en el que guarda el tubérculo.

-Usted ha estudiado sobre todo el comportamiento de la polilla en Colombia. ¿Cómo ha sido el impacto económico en las zonas afectadas?

-Hemos consultado cientos de bases de datos, de organizaciones agropecuarias de Colombia, de la Administración... Por término medio hemos constatado que se pierden entre el 25 y el 50 % de los cultivos, pero en algunos lugares la afectación es del 100 %. Por eso insisto en el control. Si no se toman medidas, la polilla hace de las suyas y arrasa. Pero hay que tener en cuenta que no se trata solo de impacto económico: el uso masivo de productos químicos contra la plaga hace que también tenga un fuerte impacto en el medio ambiente, con la contaminación de los suelos.

-En la Península, en Galicia en concreto, se detectó hace más de dos años, pero no se han tomado medidas expeditivas. El Ministerio de Agricultura prepara un decreto que no se sabe todavía cuándo va a estar listo...

-Hay que tomar medidas cuanto antes, es un error tremendo no actuar y seguir esperando, la polilla no lo hace. No se puede perder el tiempo, la plaga ha venido para quedarse.

-¿Funcionaría una prohibición total de plantación, como se está planteando?

-Sí, porque atacaría directamente a estas poblaciones de polilla, que no pueden sobrevivir sin papa. Porque la larva, que es donde está el problema, no se alimenta de otra cosa, no ataca a otros cultivos, como sí sucede con otras plagas. Esa es una ventaja. Rotar los cultivos de una zona puede ser una solución eficaz. La larva de la polilla no puede sobrevivir más de 24 horas sin comer, y aunque lo hiciera, a partir de ese tiempo ya habría crecido y no podría penetrar en el tubérculo. Ahora bien, hay que medir si una zona como Galicia, o al menos una parte de Galicia, puede sobrevivir sin plantar patata. Y a la vez hay que vigilar que la que venga a esas zonas para la alimentación no lo haga con el bicho dentro. Exige un control muy exhaustivo.

-¿Empezando por la semilla?

-Claro, por el tubérculo que se planta. El agricultor no va a detectar el problema hasta que recoge. Hay que hacer controles en los canales de distribución, en el movimiento de las semillas.

-Pues lo pinta usted bastante difícil, sobre todo en una zona tan dispersa como Galicia, y con tanta plantación para autoconsumo.

-En Colombia y en una parte de América llevamos muchos años combatiendo la polilla. Y la conclusión es que erradicarla por completo es casi imposible, salvo esa medida de prohibir la plantación. Aunque no desaparezca por completo, se pueden llegar a controlar sus poblaciones. Hay que tener en cuenta también el volumen de reproducción de la polilla para ser conscientes de a qué nos enfrentamos: cada macho se puede llegar a cruzar con siete hembras, y estas en cada puesta, y hacen seis o siete por ciclo, dejan 800 huevos. De estos, sobreviven la mitad. Haga números, se multiplican de manera extraordinaria. En Galicia es muy posible que solo entraran unos pocos individuos, pero mire cómo se han movido. De ahí lo de que hay que tomar medidas cuanto antes. Esperar es un gran error. Además, ahora vienen para ustedes las estaciones más secas, y se expande gracias a la sequía.

-Es curioso esto último que apunta, porque en Galicia hemos vivido un 2016 muy seco. ¿Habrá ayudado eso a la expansión?

-Es muy probable, cuando la sequía se prolonga hemos detectado que es un momento propicio para que se disperse.

-¿Tienen constancia de que esté en otros puntos de Europa?

-No. Pero hay que tener en cuenta que a veces hay constancia de esa plaga tiempo después. Imagínese, un agricultor detecta una patata, o varias, podridas, estropeadas, y simplemente las tira y no dice nada. Eso es un error gravísimo porque es la manera de que empiece la expansión.