«Voy sobreviviendo, no queda más remedio»

Marta Vázquez Fernández
M. VÁZQUEZ OURENSE / LA VOZ

ECONOMÍA

Santi M. Amil

Francisco Vázquez es un jubilado ourensano que vive con menos de 650 euros al mes

18 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco es un ourensano de 84 años que se ve obligado a vivir con una pensión mensual de 635 euros. Ni un céntimo más. No llega ni al salario mínimo interprofesional. Cuando era joven, y ante la escasez de oportunidades laborales que había en Ourense en aquellos años, tuvo que emigrar a Barcelona y allí permaneció durante muchos años, trabajando en varios empleos, hasta que se jubiló y represó a su tierra natal. «Yo trabajé hasta que me jubilaron, siempre por cuenta ajena, tuve muchos empleos a lo largo de mi vida, cuando uno se terminaba buscaba otro y siempre conseguí salir adelante y ganar un sueldo digno», recuerda ahora.

Sin embargo, llegada la hora del merecido descanso, la recompensa por todo aquel esfuerzo a lo largo de su vida laboral no le parece justa. Su jubilación apenas le llega para subsistir. «No es que viva regular, es que vivo muy mal», reconoce el jubilado, que ironiza asegurando que la cantidad que percibe «no llega casi ni para el teléfono, sobre todo con lo que cobran ahora las compañías telefónicas». Eso sí, no tener cargas familiares y compartir casa le ayuda a sobrellevar la precaria situación. «No tengo piso propio, vivo con una familia y compartimos los gastos, y aunque siempre hay que hacer muchos pagos, voy sobreviviendo, es que no queda más remedio», reconoce Francisco, que clama contra la Administración. «Este Gobierno nos lo ha arrebatado todo. En cuatro años la pensión ha subido un euro», advierte, admitiendo que ese incremento «a mí que tengo que coger el autobús si quiero venir al centro de Ourense, no me llega ni para pagar el billete de ida y vuelta».

«Los jubilados pasamos muchas dificultades y los que gobiernan no se preocupan por eso, lo que está pasando con nosotros es una vergüenza», insiste Francisco Vázquez, quien puntualiza, en todo caso, que «nosotros ya somos mayores y para bien o para mal lo tenemos solucionado, pero la juventud no va a tener pensión porque muchos llegan a los 50 años y no encuentran trabajo».

Él recuerda que si ahora puede vivir con algo de dignidad es también gracias a los ahorros que hizo en sus muchos años de trabajo, sin embargo, lamenta que ahora «los jóvenes no tienen futuro».