Desnudar a un santo para vestir a otro

Marcos Escudero

ECONOMÍA

10 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Por enésima vez, la OCDE ha vuelto a aconsejar subir los tipos reducidos del IVA para bajar las cotizaciones sociales con lo recaudado. Qué fácil es jugar con las lentejas de otros.

En un país como España donde el primer sector de actividad es el turismo, subir el IVA en restaurantes y hoteles al 21 % es pegarse un tiro en el pie. ¿De qué serviría reducir un par de puntos las cotizaciones sociales si se nos vacían los bares? Estamos incentivando la contratación y a la vez eliminamos la necesidad de contratar nuevos empleados. Es de locos.

Si además miramos los últimos datos de crecimiento, podemos ver que el consumo interno empieza a tirar por primera vez desde el 2008. Lo último que tenemos que hacer es ponerle piedras en el camino y apretar aún más los deprimidos bolsillos de los consumidores.

No discuto que la OCDE no haya dedicado suficiente tiempo a estudiar el IVA y la economía española. Pero dudo de que hayan estado en tantos bares como yo. Y dudo también de que conozcan cómo reaccionamos cuando nos suben el café o el pincho de tortilla 20 céntimos. Por otra parte, también nos recomiendan suprimir totalmente la deducción fiscal por compra de vivienda argumentando que cuesta 1.800 millones de euros y solo beneficia a «un grupo de hogares». Efectivamente, es un grupo. De más de un millón de hogares, según datos de Hacienda, que en su mayoría financió la compra teniendo en cuenta los ahorros fiscales que supondría la deducción existente.

De cuando jugaba al fútbol de pequeño se me quedó grabada una frase: «No se pueden cambiar las reglas a mitad de partido». Modificarlas solo trae problemas. Llevada esta máxima a la deducción por vivienda, si dejamos que se vayan amortizando las hipotecas que dan derecho al ahorro fiscal, el coste para el Estado se irá reduciendo. Porque muchas hipotecas, aunque no lo crean, se acaban pagando.

Resumiendo, es buena idea bajar las cotizaciones sociales pero si para ello tenemos que subir los impuestos al consumo y cabrear, con razón, a un millón de familias, pues mejor quedarnos como estamos. Ya llegarán tiempos mejores y habrá ropa suficiente para vestir a todo el santoral.