Los afectados por las preferentes toman el centro de Sanxenxo

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral SANXENXO / LA VOZ

ECONOMÍA

RAMON LEIRO

Miles de personas colapsaron la villa y protestaron ante la casa de Rajoy

19 ago 2012 . Actualizado a las 04:16 h.

Las plataformas de afectados por las participaciones preferentes hicieron ayer una demostración de fuerza y de unidad ante las entidades financieras y la clase política, y no eligieron un lugar al azar: colapsaron el centro de Sanxenxo, el epicentro turístico de las Rías Baixas, el lugar donde veranean numerosos políticos.

Alrededor de cinco mil personas, según cálculos de la Policía Local, tomaron la villa en una larga marcha que imposibilitó el acceso de vehículos al paseo de Silgar durante buena parte de la mañana. Aproximadamente, entre las once y la una y media. Hubo presencia de al menos una docena de plataformas de afectados: O Salnés, Baixo Miño, Vigo-Val Miñor, Ferrolterra, Condado-Paradanta, Compostela, Arousa Norte, Redondela, O Morrazo, A Coruña, Rías Altas y Ourense. Cada una de las plataformas iba vestida de un color diferente, lo que daba a la movilización un cierto carácter entre festivo, reivindicativo y de afición deportiva que no dejó indiferente a casi nadie. Al menos, no a los miles de turistas que a la hora de la movilización abarrotaban el arenal de Silgar, el más famoso y concurrido de la villa.

En la marcha se corearon, entre el estruendo de sirenas, silbatos, tambores y cacerolas, consignas contra los responsables de las extintas cajas de ahorros y contra la Xunta de Galicia. Apenas se registraron más incidentes que algún desmayo por el calor -atendido por los socorristas de la playa- y el lanzamiento de huevos a las tres sucursales de Novagalicia ante las que pasaron los manifestantes: dos en Sanxenxo y una tercera en Portonovo, donde acabó la movilización.

Marcha ralentizada

Durante su periplo por el paseo de Silgar, la manifestación se estiró enormemente, pues tiene un único carril de circulación. Esto ralentizó mucho la marcha, para desesperación de los agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil que controlaban el desarrollo de la misma. Además, los manifestantes hicieron un alto delante del edificio en primera línea de playa en el que posee una vivienda el presidente del Gobierno, el gallego Mariano Rajoy, a pesar de que el piso está cerrado a cal y canto, pues hace varios años que Rajoy, por motivos de seguridad, no lo utiliza.

En el manifiesto que se leyó al final de la protesta se puso énfasis en destacar que los afectados no confían en el arbitraje como vía para solucionar el problema y en que solo cesarán en sus protestas cuando reciban íntegramente el dinero confiado en su día «ás caixas de toda a vida».