Pedales con la diabetes a cuestas

Antón Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

El gallego Brais Dacal ficha por un equipo de ciclistas que tienen esta enfermedad

10 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Lleva toda la vida peleando por un sueño: hacerse ciclista profesional. Pero desde hace unas semanas, Brais Dacal (A Coruña, 1992) sabe que se encuentra más cerca de lograrlo. Ha fichado por el equipo estadounidense Team Novo Nordisk, compuesto íntegramente por corredores diabéticos, una enfermedad con la que convive desde que tenía siete años y que le ha acompañado en su desafío deportivo. «Es increíble poder competir en este equipo», comenta Dacal, quien agrega: «Lo he seguido durante mucho tiempo y estar dentro de su estructura fue una de las metas que siempre me había marcado. Sin duda, llegó antes de lo que me esperaba».

Su fichaje se fraguó el pasado verano, cuando los responsables del conjunto norteamericano contactaron con él. Durante unos meses les remitió pruebas de esfuerzo que hacía con su preparador y en octubre se firmó el contrato, que no se hizo público hasta diciembre. Un mes en el que ya participó en una concentración en Alicante con el resto de sus compañeros entre los que se encuentran otros dos ciclistas españoles, David Lozano y Javier Mejías. En principio, Dacal se incorpora a la formación de desarrollo y principalmente participará en pruebas del calendario americano. De hecho, trasladará su residencia a Atlanta en febrero.

Planificación metódica

«Para un diabético cualquier entrenamiento, cualquier etapa, comienza cinco horas antes y termina 25 después», subraya el corredor gallego. «Debemos -indica- calcular la insulina que vamos a necesitar en función del esfuerzo y controlar en todo momento los niveles de glucosa en sangre». Cosas simples de resolver para otros deportistas «como un bajón de azúcar» son para los diabéticos «un auténtico tormento». Su cuerpo «deja de funcionar por completo». Además, deben ser «extremadamente cuidadosos a la hora de manejar los tiempos de recuperación».

«No quiero decir -explica- que compitamos en inferioridad de condiciones, porque quizás no se ajusta a la realidad». «Lo que es cierto es que debemos preocuparnos por muchas más cosas de lo que lo haría una persona sin nuestra enfermedad», recalca. A partir de ahí, Brais Dacal asegura que un ciclista diabético «puede rendir igual o mejor que cualquier otro».

En este sentido, el disponer de un equipo volcado con su patología le ayudara a obtener su máximo rendimiento. «Dentro del cuerpo técnico del Team Novo Nordisk figuran algunos de los mejores endocrinos y fisiólogos del mundo», apunta. Este grupo de expertos se encarga de estudiar, entre otras cosas, cómo los ciclistas asimilan los hidratos de carbono y los diferentes tipos de alimentos que consumen para ejecutar los grandes esfuerzos que exige la élite de las dos ruedas. «Son cosas que sirven para conocer mejor el funcionamiento de la enfermedad, algo que tal vez facilite que cada vez la tengamos más controlada», incide Dacal.

Un glucómetro en el maillot

Para monitorizar en tiempo real su nivel de glucosa en la sangre, el equipo provee a todos sus corredores con un glucómetro, un aparato similar a un reproductor de música y que a través de un sensor pegado a la piel indica a los deportistas este valor. «Son bastante caros y fuera de Estados Unidos es complicado encontrarlos», dice el gallego mientras lo sostiene entre sus manos. Lo suelen llevar en el maillot y, sobre todo, lo consultan con frecuencia durante las carreras para detectar variaciones en este parámetro que ponga en riesgo su salud.

Hacer las maletas no es algo nuevo para este joven coruñés formado en la cantera del Cambre. Ante la difícil situación que estaba atravesando el ciclismo gallego se mudó al País Vasco hace dos años. «Allí esperaba encontrar una oportunidad». Sin embargo, empezó a correr con un equipo de Girona, el Código 34-CKT-Novatek. Mientras tanto seguía estudiando y trabajaba para costear los gastos. «Hacía de camarero, de dependiente,... de lo que surgiese», confiesa. Pero, de pronto, una llamada le acercó a su sueño y no se lo pensó.