Regalo de Leo Nucci, pletórica longevidad

Antón de Santiago

CULTURA

EDUARDO PEREZ

El barítono italiano deleitó al público con un recorrido por Verdi, Leoncavallo, Puccini, Giordano y Gounod

11 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Con toda brillantez se clausuró la enteca temporada lírica 2016 de Amigos de la Ópera de A Coruña. Y fue con otro regalo material y, sobre todo, artístico, de ese portento que es Leo Nucci. Su longevidad pletórica se debe a dos factores: su talento y la suerte de tener una salud de hierro, a la que él, cuidándose, contribuye decisivamente. Decía la tratadista Nanda Mari (Canto e voce) que, según expertos, un cantante de ópera emplea unas energías similares a las de un pugnatore [boxeador]. Esto lo sabe Nucci y por eso expresa su arte desde un jovial cuerpo de atleta.

El brillo artístico del concierto -y el apoyo determinante que una figura de la talla de Leo Nucci da al festival operístico coruñés- debe hacer reflexionar a los que tienen en su mano la voluntad de nutrirlo adecuadamente. Amigos de la Ópera correspondió otorgándole la medalla de oro de la entidad. Nucci marchó presumiendo de ella.

El programa ofrecido era muy potente. Abrió con el Prologo de I Pagliacci, de Leoncavallo (lo cantó en su debut coruñés de 1973), enorme documento sonoro del verismo, que tuvo espléndida respuesta; entrega que continuó con el Dio di Giudà, de Nabucco, y la subsiguiente cabaletta, magnífico en recitativos y expresión cantabile; y otra muestra del exigente estilo verdiano, el Alzati… Eri tu, de Un ballo in maschera, dicho con excelencia. Lo mismo de los regalos, melodrama romántico y verismo, más muestras de talento y generosidad: escena completa de las mazmorras de Don Carlo, y Nemico della patria, de Andrea Chenier, de Giordano, monólogo formidable por su riqueza expresiva, que nuestro artista resolvió magistralmente. Y antes había cantado con Eduvigis Monagas la escena de La Traviata entre Violeta y Germont, y la escena de la vendetta de Rigoletto con Clara Panas, cuya última parte también bisó. Monagas estuvo muy profesional en su réplica y brillante en su solo de Romeo y Julieta, de Gounod; Panas cantó bellamente el difícil Ch’il bel sogno di Doretta, de La Rondine, de Puccini, y estuvo artista y emotiva en el dúo de Rigoletto. Nucci fue aclamado y ellas muy aplaudidas.

La Orquesta Sinfónica de Galicia estuvo dirigida por José Miguel Pérez Sierra, muy atento a la concertación, si bien se echasen de menos algunos matices. El Coro Gaos, que dirige Fernando Briones, más que correcto.

Leo Nucci, barítono. 9/12/2016 Orquesta Sinfónica de Galicia, dirigida por José M. Pérez Sierra Coro Gaos, dirigido por Fernando Briones Palacio de la Ópera de A Coruña