Once coruñeses de 10 logran la beca de estudios de la Fundación Amancio Ortega
A CORUÑA CIUDAD
Los jóvenes cursarán cuarto de ESO el próximo curso en Estados Unidos o Canadá
21 feb 2022 . Actualizado a las 14:36 h.Once alumnos de A Coruña y su área metropolitana han sido seleccionados para disfrutar de la beca de estudio que promueve la Fundación Amancio Ortega (FAO) y que les permitirá cursar el próximo año en Estados Unidos o Canadá. Aunque ya les han comunicado el país donde residirán, todavía no saben la localidad y la familia que les ha tocado: «Tenemos que preparar una carta, un vídeo de presentación y un álbum con fotos personales para que ellos nos elijan, teniendo en cuenta nuestros gustos y la afinidad entre ambas partes», explican los jóvenes.
Este programa de becas, que el curso pasado tuvieron que suspenderse por la pandemia, «ofrece una experiencia académica y personal única que, desde su creación en el 2010, ya han disfrutado más de 3.500 estudiantes de toda España». Así, durante un curso completo, los becarios del programa asistirán a clase en un centro educativo local y conviven con una familia anfitriona. Esta integración completa en la vida escolar de Canadá o Estados Unidos les permitirá no solo desarrollar al máximo su dominio del inglés sino también, a partir de todos los recursos que la beca pone a su disposición (clases, actividades extraescolares, familia, comunidad), «vivir una aventura inolvidable a lo largo de los diez meses de estancia».
La edición 2022/23 ha tenido un récord de solicitudes con más de 10.000 aspirantes para un total de 400 becas (200 para Estados Unidos y 200 para Canadá). De estas 400, 70 han sido asignadas a estudiantes de centros de Galicia. El proceso de selección comienza en octubre con una prueba online de inglés. Después, los 1.200 con una mayor puntuación en base a sus datos académicos y a su nivel de renta, pasan a la última fase del proceso de selección: la entrevista y la prueba oral de inglés, de la que salen los 400 becarios finalmente seleccionados. «La beca cubre todos los servicios necesarios para cursar un año académico en Canadá o Estados Unidos: viaje de ida y vuelta a la localidad de destino, tasas de escolarización y matrícula en un instituto público, alojamiento y manutención en una familia anfitriona, seguro médico y de accidentes, convalidación del curso académico y una pequeña asignación mensual para gastos menores», explican portavoces de la Fundación Amancio Ortega. Los jóvenes, ilusionados, aseguran ahora que el proceso de selección ha sido largo y los ha mantenido en tensión desde finales de septiembre a la espera de los resultados, «pero ha merecido la pena», concluyen todos.
Jimena González Rodríguez, IES Mosteirón (Sada)
«Va a ser un reto personal enorme. Será estar en otro continente, lejos de mi entorno y, aunque soy menor de edad, tendré que aprender a ser independiente». Jimena González Rodríguez, que el próximo 22 de marzo cumplirá 16 años, asegura que los 10 meses que pasará en Canadá, concretamente en Terranova, supondrá un antes y un después en su vida: «Será dar un salto de repente en todos los ámbitos». Pero no le da miedo. «Esa no es la palabra, no. Yo diría que estoy muy emocionada. Por lo que he visto, me voy a una zona superbonita, en la que se pueden hacer multitud de actividades y donde la gente es maravillosa», explica.
«Aunque soy menor de edad tendré que aprender a ser independiente»
Le faltó tiempo para acceder a Internet y empaparse de todo lo que le puede ofrecer Terranova. «Sé que es un destino al que no iría si no es en esta situación, así que espero disfrutarlo». Dice que con las nuevas tecnologías ya no hay distancias y no le preocupa el hecho de no poder ver a su familia en diez meses. «Si te presentas a esta beca ya sabes las condiciones, así que voy mentalizada». También ya ha asumido que en Terranova pasará frío, aunque no es algo que le preocupe: «Allí están preparados para ello». Espera, eso sí, que cursar primero de Bachillerato en Canadá le aclare qué quiere estudiar en el futuro. «Es una pregunta que me hicieron en la entrevista de selección del programa de becas y yo lo único que tengo claro por ahora es que tiene que ser algo de ciencias. Me gusta el espacio, el mar, la medicina, la investigación... Pero todavía no sé en qué», explica.
Uxía González González, IES Eusebio da Guarda (A Coruña)
La irrupción de la pandemia del coronavirus obligó el curso pasado a hacer un parón en las becas FAO. Por eso, Uxía González González no tenía claro si para el próximo curso habría convocatoria. «Pero como los sigo en Instagram ya me enteré el primer día que sí habría becas para el próximo curso», explica. Ella también irá a Canadá, a una isla del distrito de New Foundland. «Hace frío y nieva mucho. Hay pueblos marineros pequeños y muy bonitos y la ciudad más grande es St. Jones. Es una zona con mucha influencia de la cultura irlandesa, algo que me llama mucho la atención», explica, constatando que ya ha investigado todo y más sobre su destino. Uxía cree que llevará más o menos bien los estudios en inglés ya que «las clases, al parecer, son muy amenas y con bastante práctica, así que creo que les voy a sacar partido». Dice que lo que más vértigo le da de esta aventura no es irse sola al otro lado del mundo ni estar separada de su familia y amigos durante diez meses, sino sentirse arropada por la familia de acogida. Sobre su futuro, Uxía también tiene claro que será en el ámbito de la ciencia: «Me gusta la Física», dice convencida.
Yara Vez Vilariño, IES Eusebio da Guarda (A Coruña)
Yara Vez se enteró en educación primaria de lo que significaba obtener una beca FAO a través de unas amigas de su hermano mayor. «Me acuerdo perfectamente de cuándo me lo explicaron y desde entonces estuve pendiente de ellas». De hecho, en primero y segundo de ESO comenzó a prepararse para este momento: «Es que me parecía fascinante poder estudiar en otro país, en otro continente». A ella le ha tocado irse a Estados Unidos, «pero todavía no sé en qué estado». De hecho, aunque es un poco precipitado, su madre ya ha comenzado a hacer los preparativos. «Está tan emocionada como yo. Y ya le digo que no se precipite porque, seguramente, hasta agosto, antes de irnos, no sabremos nuestro destino final. Así que me puede tocar una zona de nieve y frío u otra de mucho calor, como California. Estados Unidos es un país muy grande...», explica.
«Seguramente hasta agosto, antes de irnos, no sabremos nuestro destino final»
Está tan contenta de poder vivir esta experiencia que, al principio, diez meses fuera le parecían poco: «Quería más, ya que te vas podría ser un año completo ¿no?», dice sin dejar de sonreír. Porque para ella «esto es un sueño hecho realidad, lo que siempre he deseado». De hecho, la mejor parte de la beca es poder estar lejos de todo lo que conoce, «poder tener experiencias muy distintas, porque una ciudad o un pueblo de Estados Unidos va a ser totalmente diferente a lo que tenemos en Galicia y esta beca te da la oportunidad de conocer otra cultura desde dentro». A Yara lo único que le preocupa es la vuelta a A Coruña y el esfuerzo que supondrá ponerse al día en todas las materias, especialmente matemáticas, para afrontar segundo de bachillerato. Pero, como dice esta psicóloga en ciernes, «estoy dispuesta a aplicarme».
Carla López Riveiros, IES Eusebio da Guarda ( A Coruña)
Su familia es muy viajera y, una vez al año, siempre encuentran un destino al que desplazarse. Por eso, para Carla López Riveiros no supondrá un gran esfuerzo coger en agosto un avión y volar a Canadá, concretamente al distrito de New Foundland. «Sé que va a hacer frío así que estoy aprovechando ahora, con las rebajas de invierno, para comenzar a preparar la maleta», dice. Carla dice que su familia y amigos están tan contentos como ella por esta oportunidad y que serán sus abuelos los que más van a notar su falta. «Cuando hice las pruebas de selección ellos me animaban muchísimo pero al mismo tiempo me decían: 'Pero... ¿no te vas a ir, verdad?'». Y sus amigos le piden que abra un canal en Youtube y mande vídeos contando sus experiencias. Confiesa que tenía la esperanza de que su destino fuera Estados Unidos porque es un país que le atrae mucho. «Pero ahora que sé que tengo la beca, me da igual el lugar». Habla inglés y francés con fluidez así que está convencida de que el idioma no será un problema. «Soy consciente de que tendré algunas dificultades el primer mes, pero me adaptaré», dice.
María Castro Pose, IES Agra do Orzán (A Coruña)
María Castro Pose lleva las becas FAO en los genes. O casi... «En primero de ESO dos compañeras de mi hermano las consiguieron y viví su experiencia muy de cerca. Enseguida supe que yo quería lo mismo». Desde entonces se ha estado preparando para alcanzar su objetivo e, incluso, saturó todos estos años a sus familiares y amigos con presentaciones en powerpoint sobre los beneficios de los intercambios de estudios y simulacros de entrevistas. Además, se esforzó en tener un buen expediente y buenas notas para tener una media alta y, así, «poder aspirar a estas becas», añade esta joven con vocación de médico o enfermera. De hecho, si este año la media de corte en Galicia para optar a las becas FAO fue de 9,804, ella tenía un 9,925. «Muchos se quejaban por quedarse fuera por unas décimas, pero yo lo he conseguido», dice con orgullo.
«Me esforcé mucho para tener una media alta y, así, poder aspirar a estas becas»
Le ha tocado como destino Estados Unidos, aunque prefería Canadá. «Más que nada por seguridad, porque me preocupa la ley sobre armas que tienen en EE.UU.», razona. Es consciente de que la experiencia cambiará su perspectiva de las cosas ya que nunca estuvo fuera de casa más de tres días seguidos y, en agosto, se irá para no volver en diez meses: «Seguramente regresaré sin muchos cambios físicos pero, obviamente, las vivencias que tenga me harán madurar y me harán ser más responsable». Dice que todo su entorno se alegró muchísimo por ella y que, incluso, algunos lloraron porque sabía la ilusión que le hacía conseguir la beca. De hecho, cuando se enteró de que había salido el listado definitivo no pudo aguantar y, al salir de clase, rodeada de amigos, comprobó que una de las 70 becadas en Galicia era ella. «Fue la mayor alegría de mi vida. Y menos mal que estaba con gente, porque sino hubiera disfrutado de ese momento yo sola en casa».
Carla Estraviz Suárez, IES Agra do Orzán (A Coruña)
Como todos los becados por la Fundación Amancio Ortega, el nivel de inglés de Carla Estraviz Suárez es muy alto. Y su esfuerzo le ha costado ya que lleva asistiendo a academias desde primero de primaria, ve todas las películas y series en versión original y los libros que caen en sus manos, en buena medida, también están en inglés. Por ello cree que las pruebas de selección para aspirar a las becas no fueron difíciles. «En realidad, era difícil porque hubo muchísimos aspirantes. Y la entrevista personal sí me pareció complicada, porque estaba muy nerviosa», confiesa. Confirma que ya tiene destino: Estados Unidos. Y está muy contenta: «Es un país que me gusta desde siempre. Intento no idealizarlo mucho porque no sé lo que me encontraré, pero espero hacer muchos amigos». Ahora practica balonmano y wushu, una modalidad del kung-fu, y es consciente de que en Estado Unidos será difícil continuar con estas actividades. «No, no creo que pueda, pero alguna otra modalidad deportiva encontraré, porque me gusta mucho y necesito hacer ejercicio», dice. Médica de vocación, también se plantea estudiar Criminalística cuando termine el bachillerato. Dice que todo dependerá de la facultad en la que la admitan.