La última condena de Richo

a. mahía / T. silva A CORUÑA / LA VOZ

BETANZOS

Paco de la Abadía

Un juez castigó esta vez al delincuente de Oza con dos años y medio de cárcel por cometer siete delitos en un solo día

31 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Fueron tantas y tan gordas las trastadas que hizo Ricardo Sánchez Presa a muchos de sus vecinos de Oza, que en octubre del 2014 el hartazgo quedó inmortalizado en el puente de la vía del tren. Alguien colgó en lo más alto un muñeco que representaba la figura ahorcada de este joven con un cartel con dos leyendas. «Te la estás jugando, Ricardo», decía la tela por un lado. «Ladrón fuera del pueblo», remataba en el contrario. Entonces, este joven de 20 años acumulaba más de 200 denuncias. Año y medio después, la cifra no ha parado de aumentar pese al esfuerzo diario del departamento de Asuntos Sociales del concello de Oza, que se hizo cargo de su cuidado, mientras que las autoridades lograban que el juzgado de Betanzos lo declarara incapaz después de que un forense determinase su importante limitación intelectual, asumiendo su tutela la Fundación Pública Galega para a Tutela de Persoas Adultas (Funga).

Con todo ese equipaje, Ricardo Sánchez, Richo, ocupó hace unas semanas el banquillo de los acusados para responder por algunas de sus tropelías. Esta vez, el fiscal le acusaba de cometer nada menos que siete delitos en un solo día. Richo no discutió ni el primero. Asumió toda su culpa y su abogado logró alcanzar un acuerdo con la acusación para que le apreciase el atenuante de alteración psíquica y la pena quedase únicamente en dos años y medio de prisión. Un lugar que hasta ahora esquivó y que intentará seguir esquivando, pues esta vez también le perdonan su ingreso. Eso sí, con la condición de que no cometa el más mínimo delito en los próximos años.

Según la sentencia, Richo comenzó aquel día de diciembre del 2014 entrando en la casa de una vecina tras romper una ventana. Al ser sorprendido por la dueña, el ahora condenado le pidió perdón, le prometió que le pagaría los daños y se fue. Poco después acudió al domicilio de la pareja de su hermana. También rompió una ventana y ya dentro se apropió de dos teléfonos móviles y una cazadora. Luego se presentó en el CEIP Oza dos Ríos, donde se encontró con la limpiadora. Se desnudó ante ella y le propuso mantener relaciones. Finalmente, la mujer logró echarlo junto a otras compañeras. Pero a la hora regresó, cuando en el centro ya no había nadie, y robó utensilios de la cocina. Más tarde se fue a un bar y, como no le querían servir, amenazó a los dueños, como a los agentes que lo detuvieron.