Comienzan las clases de ESO, bachillerato y FP con un incremento de matrícula por encima del 2 %
16 sep 2016 . Actualizado a las 10:36 h.En el Calvo Sotelo de A Coruña aprenden a golpe de ruido y mientras ayer por la mañana 20.000 muchachos de la comarca volvían a las aulas de ESO y bachillerato, en el salón de actos de este instituto de FP que el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso, presentó como «un centro de referencia en Galicia», un quinteto interpretaba la Guantanamera y cuatro canciones más a modo de lección magistral. En el barrio de San Roque la de ayer no fue una apertura de curso normal. El habitual sonido de los tornos, radiales e imprentas devino en música para celebrar los 60 años de un instituto fundamental en la comarca -«No hay rincón de la provincia que no tenga un alumno del Calvo Sotelo», presumió el director, Genaro García- ante un auditorio abarrotado de padres, profesores y más de 300 estudiantes, algunos de ellos (los menos, pero en aumento cada año) nacidos, criados y disciplinados en los rigores de la dictadura.
Roberto Pardo es arquitecto, cumplió 42 años y ayer recibió un diploma por su brillante expediente en el ciclo de Instalaciones Eléctricas que cursó los últimos dos años y que le va a permitir abordar trabajos para los que le faltaba «competencia» legal. Su compañero Pablo Roca, de 59 años, perdió su empleo en hostelería y después de cuatro décadas sin coger un libro decidió reciclarse y volver a estudiar con un ojo puesto en las clases y otro en el cuidado de su nieto recién nacido. Había otros casos por el estilo. La crisis está mudando las aulas más allá de lo imaginable.
A pesar de que los datos oficiales de matrícula todavía están por cerrar, la Consellería de Educación avanzó ayer un incremento superior al 2 % (similar al de ESO y bachillerato) en el alumnado de FP para este nuevo curso en Galicia. Más de 50.600 personas eligieron esta modalidad. «Eu collín Soldadura porque me gusta e tamén porque ten saída, a verdade é esa. Dos oito compañeiros que se titularon o ano pasado, seis xa están traballando», explicó Cristian Fandiño, de 19 años, que abundó en el «altísimo nivel» de los profesores, «aínda que algún é máis ben baixiño», y un nivel de exigencia que confirmó a su lado Javier Sánchez Losada, obligado a repetir primero de Soldadura -uno de los ciclos de moda, según el director- por una décima irremediable, un 4,9.
Lo cierto es que en FP las modas conviven con las vocaciones y los buenos alumnos con los fracasados. José Peteiro, un jovencísimo diplomado en un ciclo de Madera, reconocido entre los mejores de su promoción y contratado por la empresa donde realizó las prácticas tan pronto como acabó el curso, se presentó como mal estudiante: «Con atender na clase e traballar no taller chega». Nicolás Bermúdez (18 años, Soldadura) y Rubén Neira Cousillas (18 años, Preimpresión) ofrecen otra explicación. «Nosotros éramos malos alumnos. Nos hicimos buenos porque nos dieron caña. Nada más».
Un «anacronismo» pendiente de ser transferido a la Xunta
«Aquí cabe todo y más». En estos términos se refería el director del Calvo Sotelo, Genaro García, al futuro del centro, cuando reparta su espacio entre la actual oferta formativa y la residencia universitaria. Un futuro que el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso, calificó de inmediato en la inauguración oficial del curso: «Hemos destinado una partida presupuestaria de 2,6 millones para que comiencen las obras este año y que así pueda estar en servicio el que viene», explicó.
González Formoso calificó como un «anacronismo» que un centro educativo como el Calvo Sotelo continúe dependiendo de la Diputación, «y no de la Consellería de Educación, que es quien tiene las competencias en la materia». Por eso apostó por la pronta transferencia del instituto a la Xunta, cuestión que, a su juicio, depende exclusivamente de «voluntad política, ya que la Diputación está dispuesta a seguir manteniendo los costes económicos de este centro el tiempo necesario si fuese preciso».
Comunidad salesiana
Sobre la comunidad salesiana que se ha hecho cargo del centro históricamente, González Formoso solo tuvo buenas palabras hacia la labor que desempeñaron en los últimos 50 años, pero explicó que se trata de «algo que podría tener sentido hace tiempo, pero no hoy en día», por lo que ahora que ha expirado el convenio, el servicio que prestaban se cubrirá a través de concurso público.