Entre el aplauso y el augurio del caos

E. E. A Coruña / La Voz

A CORUÑA

El último tramo de vallas que queda desaparecerá a lo largo de esta semana.
El último tramo de vallas que queda desaparecerá a lo largo de esta semana. Marcos Míguez< / span>

Algunos vecinos ven beneficio para los peatones y otros temen problemas con la restricción de accesos

06 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Sobre lo que va pasar en la Marina y el paseo del Parrote desde el viernes hay, en esa zona, opiniones para todos los gustos. «Esperemos que sea para bien, para los residentes quedará algo más fluido», dice Pedro Roque, presidente de la Asociación de Vecinos de la Ciudad Vieja, quien también pone algunos peros: «Hay una zona en el paseo del Parrote, General Alesón y Maestranza sin derecho a tarjeta de residente, y eso hay que corregirlo», apunta, y recuerda que ya estaba así con el anterior gobierno local.

Sus dudas giran en torno a la restricción de acceso. «No sabemos cómo se va a restringir ni quién lo va a controlar», apunta. «Todas la peatonalizaciones fueron buenas, y entendemos que esta también», remata.

Algo más pesimista se muestra el presidente de los vecinos de Monte Alto, Alberte Fernández. «Ao comezo vai ser un caos», dice, y recuerda que las cosas se están haciendo sin margen y sin información previa a los más afectados por la nueva situación. «É todo de sopetón», indica, y apunta que todo está «moi verde» y que va a haber problemas, por ejemplo, para aquellos que quieran dirigirse al hospital Abente y Lago -que atiende no solo a la ciudad, sino también a las comarcas del entorno- y desconozcan los cambios. «¿E se ven alguén de A Laracha? A ver que fai co coche», insiste.

Los que trabajan en la zona lo ven de otra manera. Jorge, que regenta la mítica cafetería La Dársena, cree que el cambio será para mejor. «Esperemos que venga bien: si se hacen eventos y se aprovecha lo que hay, esperemos que vaya bien, si no, no va a valer para mucho», dice. Su caso es uno de los que demuestran falta de información previa. Aunque trabaja al lado de una vía que será peatonalizada el viernes, nadie le informó previamente de esa circunstancia. Para su negocio, que desaparezca el tráfico no es malo. «A mí me venía bien una acera más grande y si no pasan coches, la gente estará más cómoda», dice. Por el momento nada se sabe de los planes sobre aceras, pero sí que el firme del paseo del Parrote se arreglará.

Más crítico se muestra Adolfo López, presidente de los comerciantes de la Ciudad Vieja. Cuenta que el lunes los convocó el concejal para contarles los planes. «Ahora mismo lo que va a ocurrir es ni chicha ni limoná», dice, y lamenta que no se haga todo seguido, el cierre al tráfico en la Marina y la peatonalización de la Ciudad Vieja. «A ver qué pasa, porque no habrá sistema de control de entrada, ¿pondrá unas garitas de policía con un agente las 24 horas?», se pregunta tirando de ironía, e intuye qué será del despistado que baje desde la Maestranza y aparezca, sin querer, en el Parrote. «Esto no es peatonalización, sino modificación del tráfico», asevera.