El fuerte viento también afectó a los ayuntamientos del área metropolitana coruñesa
08 feb 2014 . Actualizado a las 18:35 h.La ciudad y su área metropolitana sufrieron durante la jornada de ayer los últimos traqueteos del penúltimo vagón del tren de las ciclogénesis explosiva, de la borrasca profunda Qumaira. Y no todo fue reparar los estropicios causados por este temporal, porque durante las primeras horas de la mañana el viento aún soplaba con fuerza, con ráfagas de entre 60 y 70 kilómetros por hora.
Uno de estos golpes de viento meneó con saña varios árboles plantados en el parque de San Diego, en las inmediaciones de las instalaciones deportivas. Agentes de la Policía Local delimitaron un área de seguridad, y, minutos después, los empleados municipales procedieron a su retirada.
Ráfagas
Los residuos de Qumaira también sacudieron varias planchas del edificio donde se ubica La Bottega, en Enrique Mariñas, 36, en Matogrande. Los bomberos tuvieron que desplazarse al lugar y elevarse en una grúa hasta una altura de unos 30 metros para sanear la fachada.
Una ráfaga de viento también fue la que derribó al suelo un pequeño velero que se encontraba varado, en su cama, en el puerto de Sada. Su propietario aún desconocía los daños del barco tras el impacto contra el cemento desde una altura de alrededor de un metro y medio. Y los contenedores se movieron al compás del aire tanto en A Coruña como en los ayuntamientos limítrofes, poniendo en peligro la circulación por algunas calles ante el baile de depósitos que llegaron a invadir la calzada.
Secuelas y reparaciones
El Qumaira dejó tras de sí varios desperfectos que debido al fuerte viento no pudieron ser subsanados el pasado jueves. Es el caso de la iglesia de San José, en el barrio de Monte Alto, que sufrió daños de importancia en el tejado. Fue ayer cuando una grúa de grandes dimensiones elevó hasta la cubierta a los técnicos encargados de retirar una chapa de acero que amenazaba con caer a la vía y reponer la pieza para evitar inundaciones en el templo.
El paso del frente del pasado jueves también dejó secuelas en el edificio central del Chuac en forma de goteras. Las filtraciones se registraron en una pequeña área del vestíbulo de entrada, utilizado como sala de espera de urgencias, que tuvo que ser precintada para evitar que la gente que acudiese a esa zona pudiese resbalar.