Alvedro pasó por momentos mejores y peores. Entre los malos los hay recientes y de envergadura. El día que Air Europa dejó de operar desde A Coruña los números empezaron a desmoronarse y saltaron todas las alarmas.
Desde el 2005 los viajeros se dispararon. Los años de bonanza dieron para que muchos coruñeses se subieran a un avión. En el 2006 se superó la cifra mágica del millón de pasajeros, y Alvedro se mantuvo por encima de ese listón holgadamente durante un largo período. Llegó a alcanzar 1.266.000 viajeros y comenzó a pensarse seriamente en una ampliación de la terminal.
La crisis hizo estragos en el aeródromo coruñés y en los de toda España. La desaparición de Air Europa supuso que el millón quedara en el olvido. Se perdieron de golpe, de un año para otro, 200.000 usuarios.
Para entonces ya había otras obras relevantes en marcha, como el nuevo aparcamiento, mucho más cómodo y con mayor espacio, y la pista. Esta última es una actuación compleja regada con fondos millonarios por el Ministerio de Fomento y que sigue, ajena a los recortes, con las máquinas trabajando en plazo y con la perspectiva de que esté terminada en la primavera del año 2015. Permitirá hacer que Alvedro sea más operativo, evitar desvíos y acrecentar la seguridad, ya en niveles muy altos.
Todavía está por determinar qué se hará con el aparcamiento que se construyó en su día al lado de la carretera general, de modo provisional mientras no se completaba el nuevo.
Pendiente está, y queda por ahora, la ampliación prevista de la terminal. Con el aeropuerto volando de modo continuado por encima del millón anual de viajeros aquello pasó de ser una idea a convertirse en un proyecto justificado para evitar que el edificio se quedara pequeño. Ahora, con la perspectiva del millón perdida, la intención ha vuelto a la nevera.
Con todo, nada impide que a medio plazo se recuperen otra vez los volúmenes perdidos de tráfico y que sea necesario retomar la iniciativa. Alvedro sigue funcionando y las medidas de apoyo puestas en marcha también ayudan a mantenerlo bien vivo, como los acuerdos alcanzados entre el Consorcio de Turismo y distintas compañías. Solo falta que la crisis dé un respiro y los coruñeses vuelvan a viajar.