Una multinacional compra la patente del tratamiento gallego para el ictus

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

CIENCIA

Neurólogos de Santiago dirigirán el ensayo clínico previo a su comercialización

14 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es, probablemente, el mayor logro de la investigación biomédica en Galicia. Por primer vez una multinacional farmacéutica realizará un gran ensayo clínico en humanos en fase tres, la última etapa antes de su comercialización, a partir de un compuesto creado, desarrollado, patentado y probado por un equipo de investigación gallego. La compañía india Sun Pharma, una de las mayores fabricantes de medicamentos genéricos y que ahora quiere dar el salto a los productos originales, anunció esta semana un acuerdo con el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) para hacerse con los derechos de una molécula impulsada por el Laboratorio de Investigación en Neurociencias Clínicas para el tratamiento del ictus y del gioblastoma, uno de los tumores cerebrales más mortíferos. El equipo compostelano seguirá manteniendo el protagonismo en el proyecto, ya que se encargará de coordinar los ensayos clínicos a gran escala que se realizarán en varios hospitales españoles y europeos, lo que acarreará una inversión de entre 300 y 400 millones de euros que serán sufragados por Sun Pharma. Los estudios previos en pacientes, hasta la fase II, fueron realizados en Santiago con una ayuda del programa PRIS del Sergas, dirigido al desarrollo precomercial de los resultados de investigación,

«Es un hito para la investigación biomédica en nuestra comunidad. Modestamente, creo que Galicia se va a poner en una situación en la que, por primera vez, liderará todo el desarrollo clínico de un fármaco a nivel mundial», explica José Castillo, el responsable del equipo - en el que también tuvieron una destacada participación Francisco Campos y Tomás Sobrino- y director científico del IDIS. El acuerdo supone para el grupo compostelano una importante cantidad económica, que no ha sido desvelada, que le permitirá continuar y reforzar sus investigaciones. Pero lo más importante, quizás, es que se reserva el 10 % de los beneficios de la comercialización del fármaco, en el caso de que supere todas las pruebas.

Instituto Weizmann

La tercera pata del compromiso es el Weizmann Institute of Science de Israel, con el que colabora el grupo gallego desde hace varios años. Los científicos de esta institución desarrollaron una enzima recombinante, la GOT, cuya eficacia fue probada en el modelo experimental creado por los neurólogos gallegos, por lo que ambas instituciones llegaron a un acuerdo para compartir la patente.

Pero el equipo santiagués también había desarrollado otra molécula, oxalacetato, con la misma o incluso superior eficacia, solo que, aunque los resultados eran buenos, presentaban efectos tóxicos. Fue entonces cuando recurrieron al equipo de Mabel Loza, de la plataforma Innopharma, para que les identificase una sustancia con el mismo potencial terapéutico, pero sin sus efectos adversos, lo que se acabó consiguiendo. Los científicos comprobaron, además, que la combinación de los dos compuestos, el israelí y el gallego, ofrecía un resultado superior para el tratamiento del ictus. La patente de los dos preparados es la que ha acabado comprando la compañía Sun Pharma para la creación del nuevo fármaco.

Un éxito que reconoce de forma póstuma el trabajo de Miguel Blanco

La compra de la patente de la molécula gallega por parte de la farmacéutica hindú supone la culminación de un trabajo de nueve años en el que ha participado un amplio equipo de profesionales del hospital clínico de Santiago (CHUS) y de la universidad. Es un momento para la celebración, pero también para el recuerdo de uno de estos investigadores que no ha podido comprobar el fruto de su esfuerzo. Se trata de Miguel Blanco, el que fue director de la Unidad de Ictus del CHUS y que falleció repentinamente el pasado mes de octubre. «Fue el motor de todo. Si no llega a ser por Miguel Blanco todo esto no podríamos haberlo conseguido, porque gran parte de este trabajo se debe a él», explica su compañero José Castillo, aún emocionado cuando habla de su colega y amigo.

«Tenemos la ilusión de que también pueda funcionar para el ELA»

Los laboratorios de todo el mundo llevan muchos años intentando identificar una sustancia que sea neuroprotectora del cerebro, que sirva para protegerlo del ictus o incluso de enfermedades neurológicas como el alzhéimer o el párkinson. Se han gastado miles de millones de euros sin que hasta el momento haya habido ningún éxito, bien porque las moléculas probadas no eran eficaces o porque presentaban demasiados efectos tóxicos. En esta carrera entró hace nueve años el Laboratorio de Investigación en Neurociencias Clínicas de Santiago que, a la vista de los fracasos precedentes, decidió cambiar totalmente de estrategia. En vez de buscar una sustancia que protegiese a las neuronas, lo que hicieron fue centrarse en lo que les provocaba el daño: el glutamato, un neurotransmisor que cuando la sangre no llega al cerebro se activa de forma acelerada y genera efectos tóxicos que acaban destruyendo las neuronas.

La molécula desarrollada por el equipo gallego, al igual que la israelí de la que tenían la copatente, es atrapar el glutamato, con lo que se consigue disminuir sus concentraciones en la sangre y en el cerebro y reducir así de forma importante las secuelas del paciente con un ictus. Este mecanismo es compartido por el gioblastoma, ya que el efecto tóxico ocasionado por el aumento del neurotransmisor incrementa la lesión producida por el tumor cerebral. De ahí que el compuesto también se vaya a probar para este tipo de cáncer.

Pero su recorrido aún es mayor. Ahora el gran reto de José Castillo y de su equipo es probar su funcionamiento en una de las peores enfermedades neurodegenerativas que no tiene ningún tratamiento, la esclerosis lateral amiotrófica, la temida ELA. «Tenemos la ilusión de que pueda funcionar, y lo vamos a probar sí o sí», asegura Castillo.