Un lobo entra en una casa y se lleva a un perro entre sus fauces

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CEE / LA VOZ

MUXÍA

XESUS BUA

Ocurrió en Muxía, donde también mató ovejas y corderos

21 nov 2016 . Actualizado a las 10:51 h.

«Es que salió justo delante de mí, a 50 centímetros de mis pies, la enganchó y se la llevó», relata Tatiana Díaz Fernández, vecina del lugar de Mintiráns, en Muxía, cerca del límite con Cee, donde sobre las tres de la madrugada del sábado un lobo le arrebató a su perra, una pomerania de cuatro años de edad y apenas cuatro kilos de peso, que se suma así a las decenas de animales que han matado estos depredadores en los últimos meses según cuentan los vecinos. Lo más estremecedor del caso, tal como cuenta Tatiana, que no puede evitar las lágrimas y el miedo al explicarlo, es que los hechos se produjeron dentro del cierre de su propia vivienda en un galpón anexo.

«Estamos que no vivimos porque esto no es normal. Sabemos que el lobo es un animal muy protegido, pero a ver quién se atreve a vivir así. Los perros se matan cada noche a ladrar y la gente ya no saca sus animales con tranquilidad, porque tenemos mucho miedo, por los niños y por todos», añade la mujer, que cita una larga lista de afectados tanto en Mintiráns como en la vecina aldea de Sinagoga, también en la misma zona, donde el bosque domina el paisaje y los pastizales se convierten en monte a apenas unos cientos de metros de las viviendas.

Mató a varios corderos y ovejas

Una de esas damnificadas es Irma Silva Rey, también de Mintiráns, cuyo ganado ha sufrido múltiples ataques, el último hace unos 15 días, cuando le desapareció un cordero a plena luz del día. Antes ya había perdido otro y una oveja que pastaba atada con sus retoños en las proximidades de las viviendas. «Daquela non apareceu nin a cadea. Eu nunca o vin diante nin o quero ver, pero todas as veces que me levou os animais foi entre a unha e as tres da tarde, sempre de día», especifica esta vecina, que siente las pérdidas, pero considera que todavía pudo haber sido mucho peor si le hubiese arrebatado un ternero, que también saca a pastar por los mismos terrenos. La propia Irma afirma que en el lugar de Ponte Constante las alimañas fueron vistas cruzando la carretera y que en el de Santiso, justo arriba de la casa de su nuera, una familia, «entre as que comeu e as que lle matou, quedaron sen 12 ovellas».

Tatiana Quintáns también da cuenta de otros ataques, entre ellos a un pastor alemán y en la casa de su propia hermana en Sinagoga, donde también le mataron un perro. Incluso la noche que perdió a su mascota está convencida de que el objetivo no era la pomerania, sino un cachorro de labrador que había en la misma parcela. Sin embargo, como señala, ella tiene costumbre, cuando se despierta por las noches, de abrirle la puerta a la perra para que pueda salir a hacer sus necesidades. Y fue justo en ese momento, al salir al galpón, cuando la mascota se cruzó en el camino del depredador, que, al parecer, se dirigía a por la cría de labrador. Los vecinos reconocen que no denunciaron porque no saben muy bien qué hacer, pero reclaman alguna solución porque viven con miedo.