Las regulaciones fracasan a la hora de acabar con el caos de Nemiña

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

XESÚS BÚA

La Policía Local tuvo que imponer sanciones porque no se respetan los espacios

29 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el aparcamiento provisional habilitado por el Concello un día hay dos coches, al siguiente tres y de ahí no pasa. Mientras, la carretera y la pista de Frixe, además de espacios dunares, el acceso a un restaurante e incluso propiedades particulares se llenan de turismos, furgonetas y caravanas hasta el punto de que, en ocasiones, ni siquiera queda despejado un carril por el que pueda pasar cómodamente una ambulancia, como ocurrió la semana pasada cuando los sanitarios y la Guardia Civil tuvieron que actuar debido a una pelea entre dos surfistas.

El martes, la Policía Local tuvo que interponer decenas de denuncias y avisos porque había vehículos que directamente obstaculizaban la circulación, además de tiendas instaladas sobre la arena y caravanas con los toldos desplegados o sillas y mesas instaladas en modo acampada.

La orden de la Demarcación de Costas que prometía zanjar el auténtico caos en el que se convierte la playa muxiana de Nemiña en esta época en cuanto viene un día de buen tiempo, de momento se está quedando solo sobre el papel porque los incumplimientos son flagrantes y están a la vista de todos.

«Dase mal poñerlle unha multa de entre 90 e 200 euros a unha persoa por ir á praia, porque aínda parece que somos nós os que non queremos que a xente veña cando é totalmente ao contrario. O que ocorre é que todo o mundo quere levar o coche hasta a area e iso non pode ser, porque a xente pasa moito de todo e isto se cada un fai o que lle dá a gana é un verdadeiro descontrol, que non non podemos permitir», señala un agente, que ha comprobado que el estacionamiento habilitado en terrenos cedidos por los vecinos es perfectamente válido, al menos para aparcar turismos.

Aunque tampoco se puede hablar de conflictos graves, en lo que a casos de violencia, vandalismo o similares se refiere, sí hay situaciones verdaderamente llamativas que no hacen más que encrespar el ánimo de los vecinos y los usuarios que quieren disfrutar de sus momentos de ocio con tranquilidad en una de las playas más atractivas de la Costa da Morte, sobre todo para los aficionados al surf y otros deportes acuáticos.

«A semana pasada ou haberá 15 días non me acordo ben agora, atópome unha autocaravana parada no medio da estrada. Chamoume a atención que parase así e resulta que o que estaba facendo era baleirar o depósito. Tiven que coller a mangueira e baldear a rúa porque era unha verdadeira peste aquilo, atufaba», relata un vecino del lugar.

El descontento es generalizado tanto entre los propios residentes como entre los autocaravanistas que llevan varios años visitando Nemiña y que, hasta no hace tanto, convivían de manera más o menos armónica instalados en una finca particular, que no contaba con las autorizaciones debidas, pero sí un mínimo de servicios de los que echar mano.

Ahora, en teoría, la acampada está completamente prohibida y los vehículos pueden estacionar en la zona habilitada provisionalmente por el Concello entre las ocho de la mañana y las diez de la noche. De hecho ya se han interpuesto sanciones y numerosas advertencias. Sin embargo, residentes de la zona constatan casos de turistas instalados en Nemiña, de manera permanente tanto de día como de noche, durante una, dos e incluso tres semanas, con lo que queda más que claro que la solución a todos estos problemas está todavía lejos.

«Todas as semanas sacaba 5.000 litros de augas sucias. Pregúntome onde as librarán agora»

Amador Vilela tenía habilitada desde 2007 en su finca un área de estacionamiento de caravanas que, aunque no estaba legalizada contaba con ducha, baño y una fosa séptica para vaciar los depósitos de estos vehículos. Aunque todos conocían la situación del terreno nunca le sancionaron, porque, en cierta medida, ayudaba a mitigar el problema de que espacio. Sin embargo, este año la Guardia Civil le advirtió de podrían multarlo y, después de gastar cerca de 5.000 euros en trámites, con el apoyo de Costas y el Concello, Vilela ha optado por cerrar debido a que la Xunta, en base al POL, no le autoriza la actividad. «Todas as semanas sacaba dúas cisternas, uns 5.000 litros de augas sucias. Pregúntome onde as librarán agora», señala Amador, que considera la situación un auténtico despropósito carente de toda lógica. «Eu non son ningún delincuente. Quixen facer as cousas ben, gañar uns cartos está claro, e deixarlle algo legal á miña filla. Non se pode e agora isto está así», se queja.