Imágenes de cuerpos tatuados, agujas y artistas en plena acción pueblan desde ayer el Pazo da Cultura de Carballo gracias al trabajo realizado por el fotógrafo Juan Casares en el estudio barcelonés Mystery Tattoo House. Tinta es el título de esta muestra de este artista medio carballés medio coruñés que estudia en la Escuela Internacional de Fotografía GrisArt, de la ciudad condal y que forma parte del colectivo Crea Formas.
-¿Qué le atrajo del mundo del tatuaje?
-Me decidí más que nada porque me parece un mundo que para mucha gente sigue estando muy escondido. Por ejemplo, en Galicia no está tan bien visto como en Barcelona. Allí es lo más normal de mundo, mientras que en Galicia, aunque hay mucha gente que se tatúa, aún hay un cierto recelo, Además, a la hora de hacer fotos es algo que da mucho juego. En el futuro tengo la idea de alargar el proyecto con una visión más personal. Esto sería como una entrada a ese mundo.
-¿Cómo inició el proyecto?
-Todo empezó con una foto en la que se puede ver un dedo señalando unas cartas de tatuajes rusos. Ahí fue cuando pensé, aquí hay un proyecto. Al principio se notaba que yo estaba allí, pero después de estar seis meses trabajando con ellos ya era como si no estuviese allí.
-Después de tanto tiempo en el estudio habrá reunido una buena colección de imágenes.
-Bueno, hubo días en que no todo salía como pensabas y que casi no hacía fotos, porque yo soy de los que piensas que si la haces es porque realmente te gusta, no soy de decir la voy a hacer y luego en casa ya la veré.