Cincuenta años juntos, dos hijos y tres preciosos nietos. No es un mal balance (todo lo contrario) para unas bodas de oro. Cincuenta años haciéndose compañía y apoyándose, en los buenos y en los malos momentos, en las alegrías y en las penas, como les dijo el sacerdote cuando les casó en 1962, hace ya cinco décadas. No es de extrañar que José María Lema y Dolores Mouzo, ambos de Camariñas, quisiesen celebrar un aniversario tan especial rodeados por aquellos que más les quieren, sus hijos, José Luis y Dolores Lema Mouzo (ella es la directora de la Mostra do Encaixe); sus nietos, Jenny, Brais y Ana, y sus familiares más cercanos, con los que disfrutaron de un nuevo banquete de boda. Sin duda con la mejor compañía posible, fruto de esos 50 años de amor. Y que sean muchos más.
Primeras comuniones
Y mientras que José María y Dolores festejaban sus bodas de oro, otras familias de Camariñas celebraban por todo lo alto la primera comunión de sus niñas. Las gemelas Paula y Andrea (son naturales de la parroquia de Buría, famosa, por cierto por sus numerosos partos múltiples), Yanira y Vanina se pusieron guapísimas y fueron las auténticas protagonistas de una ceremonia que ofició el párroco de San Xurxo, Jesús Nieto Baneira, en una iglesia repleta de orgullosos y felices familiares y amigos. Después, como manda la tradición, todos celebraron las comuniones con sabrosos banquetes.
Veteranos cocineros
Grandes banquetes fueron los que se vieron el sábado en el parque de O Acevedo, en Cerceda, donde se celebró una nueva edición de la Festa do Cochiño. Hay quien aboga por cambiarle el nombre por la Festa do Churrasco, porque en realidad es el plato más demandado, aunque cochinillos también hubo. Y muy sabrosos, gracias a la mano experta de los cocineros encargados de su elaboración. A la cabeza, como jefe de cocina, Bebeto Ruiz, muy bien acompañado por los expertos ayudantes José María Iglesias González, Manolo Liste Torres y José Patiño Otero, que tuvieron que pasar bastante calor junto a las brasas para que todo el mundo se chupase los dedos. Entre los comensales, el alcalde cercedense, José García Liñares, que también disfrutó (y mucho) de la fiesta.
Hermosas lubinas
La fiesta gastronómica que también debería celebrarse en la Costa da Morte es la de la lubina, porque la calidad de los ejemplares que se pueden pescar en la comarca es más que evidente. Estos días, sin ir más lejos, llegaron las pruebas de que los pescadores que se acercan a la zona quizás tengan fama de exagerados, pero en ocasiones no les falta razón. Es el caso de Fernando Vidal García, Petete, un experto pescador que consiguió en la costa de Laxe un ejemplar enorme: 74 centímetros y casi seis kilos de sabrosa lubina, con la que seguro que llenó muchos estómagos (y, de paso, cerró bocas a los que osasen llamarle exagerado). Y probablemente hizo lo mismo otro aficionado a pesca con caña en la Costa da Morte. Carlos Amado Tajes, natural de Noia, tuvo incluso más suerte que Fernando, ya que su lubina midió 90 centímetros y pesó algo más de siete kilos. En su caso, y para evitar la competencia de otros aficionados, Carlos ha preferido mantener en secreto el lugar exacto en el que la atrapó, pero sí contó que no fue nada fácil. «Tardé unos 20 minutos en sacarla del agua, entre el tira y afloja de la lubina y el tira y afloja del carrete, que estrenaba», explicó. El resultado, no hay más que verlo, es un hermoso pez que seguro que también estaba buenísimo.