«Ahora mismo es casi más fácil encontrar a un astronauta que a un camarero»

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

NOIA

. Davinson Narváez y Deborah Escurís buscan personal para La Embajada y para el bar Azul de Cabío, que reabrirán el 1 de junio
MARCOS CREO

La hostelería de Barbanza se desespera ante la falta de personal para trabajar este verano

05 may 2023 . Actualizado a las 21:50 h.

«Si en invierno ya fue difícil conseguir camareros, ahora para el verano es misión imposible». La afirmación de la hostelera noiesa Rocío Evelyn Caamaño es un reflejo del sentir de todo el sector en Barbanza, que se muestra desesperado ante la falta de candidatos para poder atender la creciente demanda de clientes que se registra durante la época estival. Ante este panorama, ella echa mano de su padre para ponerse tras la barra de O Bodegón, un negocio que abrió sus puertas el pasado octubre en Noia. «De momento nos arreglamos, pero a ver ahora que llega el verano», suspira.

Para Moncho Senra esta falta de personal viene motivada porque antes se tiraba de los jóvenes que querían ganarse un dinero extra en verano, «pero ahora la gente tiene otras prioridades, y este trabajo es muy esclavo, aquí no hay puentes ni fines de semana libres». El responsable del Mesón Senra es consciente de que esto es algo que echa para atrás a muchos candidatos, pero también insiste en que las condiciones laborales han mejorado mucho, porque se intenta respetar las horas de apertura y cierre, hay más días libres, y los salarios son más altos.

«Ahora para poder cumplir los horarios hay que disponer de una plantilla con más gente, y como no hay personal, lo que tienes que hacer es abrir menos horas. En nuestro caso teníamos horario de cafetería y restaurante, y ahora solo abrimos como restaurante», apunta Senra, que reconoce que, tal y como se están poniendo las cosas, «ahora mismo es más fácil encontrar a un astronauta que a un camarero para trabajar en verano».

No lo tiene mucho mejor Lito Rial, que dice que la situación no para complicarse, y eso que él ya no pide que el personal tenga experiencia, «porque intento traer a xente e formala eu, pero aínda non saquei proveito ningún».

 1.800 euros al mes

El pobrense reconoce que los horarios de ahora «non son estresantes», porque en su caso trabajan el domingo y de martes a jueves de 12.30 a 17.00 horas, y los viernes y sábados abren también de 20.00 a 24.00. «Os soldos se están pagando segundo o convenio e incluso algo máis. Coñezo o caso dun hostaleiro da Pobra que contratou a un camareiro por 1.800 euros ao mes con dúas xornadas de descanso e só lle durou tres días», apunta.

Tampoco lo está teniendo fácil Davinson Narváez, que junto a su pareja Deborah Escurís, reabrirá el próximo 1 de junio el bar Azul de la playa de Cabío, al mismo tiempo que seguirán atendiendo el establecimiento que tienen en el casco urbano de A Pobra. Llevan semanas buscando personal «y solo hemos recibido cinco currículos, y la mayoría no tienen experiencia. Yo creo que desde la pandemia ha habido un cambio de mentalidad, y la gente busca otras alternativas porque la hostelería es sacrificada, pierdes tiempo de ocio o de estar con la familia».

Al restaurante O Curral do Marqués de Rianxo sí que han llegado varias personas pidiendo trabajo, pero todas eran extranjeras que no tenían la documentación en regla. «Non teño ningún problema en contratalas, pero a xestión do papeleo leva moito tempo, e ao mellor cando regularicen a súa situación xa pasou o verán», apunta Alberto Carou, que señala que tanto los horarios como los sueldos en el sector han mejorado notablemente. Él ha dejado de abrir los domingos, y de martes a jueves por las tardes-noches, «porque non son produtivas e ao final perdías diñeiro. Penso que hai que repensar moitas cousas neste sector».

Empezando porque las prioridades de las nuevas generaciones no son iguales a las de antes, hay gente que no ve en la hostelería su futuro o que quiere seguir creciendo. «Tiven dúas persoas que se marcharon para mellorar o seu currículo, unha foi a un restaurante cunha estrela Michelin sabendo que ía a traballar máis horas e cobrar 400 euros menos, e outra foise facer un curso a unha escola vasca moi prestixiosa», apunta Carou.

Uno de los pocos hosteleros que puede presumir de que ahora mismo no tiene problemas para completar la plantilla es el ribeirense Antonio Lijó. La clave: «Pagar las horas que se hacen y pagarlas bien. Si se hacen cuarenta, pagar las cuarenta y bien», insiste. También destaca que en alguna ocasión ha costado cubrir las plazas de camareros del horario nocturno, «porque la noche quema mucho».