Cloti Vaello, la sastra que vistió a los mejores actores de Galicia

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

BARBANZA

CEDIDA

La ribeirense recibirá el día 30 de este mes el galardón Marisa Soto por su larga trayectoria profesional

19 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Coser es mucho más que ponerse un dedal y dar puntadas con más o menos acierto. Lo que para algunos es una actividad tediosa y cansada, para otros es una pasión con la que, además, poner un plato en la mesa. Cloti Vaello (Ribeira, 1955) sabe que la confección de prendas va mucho más allá de la fiebre de las bodas en primavera, por eso ha dedicado toda una vida a la elaboración de vestuario de teatro.

La barbanzana cuenta que le ha costado salir de su asombro desde que hace 15 días fue contactada por la Asociación de Actores y Actrices de Galicia (AAAG) para concederle el premio Marisa Soto por su trayectoria, pero que poco a poco se va haciendo a la idea.

Sus aventuras con la aguja y el hilo empiezan en su más tierna infancia: «Eu lembro coser dende pequena, sempre tiña algún trapo na man». Admite que el talento para ello le viene de familia y que su madre, a pesar de ser funcionaria, tenía una gran mano para la costura. El apoyo de su entorno la llevó a meterse con tan solo 13 años en una academia de Vilagarcía, en la que estudió durante cinco años.

Larga trayectoria

La carrera profesional de la ribeirense despegó cuando tenía 24 años, época en la que empezó a coser para la compañía de teatro Antroido, de César Lombera y Roberto Vidal Bolaño. «Entrei a traballar do meu pola porta grande», declara. Las cosas no habían hecho más que empezar para Cloti Vaello, que pronto se vio envuelta en numerosos proyectos mientras cuidaba de su hija Uxía, de un año de edad.

Su esfuerzo y perseverancia la llevaron a colaborar con un sinfín de compañías y productoras audiovisuales, aunque destaca que «a min sempre me gustou máis o teatro». Defiende que una buena sastra debe reconocer a simple vista las creaciones de grandes de la moda como Cristóbal Balenciaga o Christian Dior y saber mucho de historia. El trabajo de la costura está muy relacionado con la cultura general, explica, ya que muchos directores piden trajes propios de épocas pasadas.

Por eso, pinturas y libros de historia sirvieron de inspiración a la ribeirense durante los 40 años que estuvo en activo. Su sabiduría no proviene únicamente de las clases recibidas durante la adolescencia, sino que beben de interminables jornadas de trabajo en las que la profesional asumió cada prenda como un nuevo reto con el que mejorar su técnica y su creatividad.

Como señala Vaello, «eu sabía métodos de costura tradicional, pero co teatro fun aprendendo sobre a marcha», y añade que «nesta disciplina non só tes que ter en conta a estética, tamén tes que ter moi en conta aos actores». Para ella es importante poner en valor que los trajes de los personajes no son disfraces, sino que son piezas únicas que deben ser cómodas y enormemente resistentes.

Dificultades añadidas

La complicación de crear trajes así no solo viene por la diversidad de las obras, sino por el tic tac del reloj, que siempre corre en contra. La ribeirense cuenta que los tiempos se adaptan a las necesidades de la compañía de teatro y que muchas cuentan con un presupuesto muy ajustado, lo que también complica en proceso.

«É moi difícil conseguir materiais de boa calidade, porque moitos son de plástico e non serven para os traxes de época», matiza. Admite que ha llegado a hacer vestidos completos en una sola mañana y que es imposible calcular el número de horas invertidas en cada creación.

La barbanzana ha trabajado en incontables proyectos, pero confiesa recordar dos de ellos con especial cariño. Uno es la recuperación de los gigantes de la catedral de Santiago junto a César Lombera. Su tarea consistió fundamentalmente en reelaborar las prendas de los muñecos, que son sacados a las calles compostelanas el día del Apóstol.

El otro es la obra Ordo Profheratum, un drama medieval musical en el que los personajes principales eran los profetas representados en el Pórtico de la Gloria. Echando la vista atrás, dice que se siente feliz con el trabajo realizado y reconoce que la confección de trajes para clientas convencionales nunca le gustó: «É moito máis creativo facer roupa de teatro».

La sastra apunta que la continuación generacional está en su propia casa, ya que su hija Uxía se dedica al diseño de vestuario, sobre lo que destaca que «traballar con ela foi todo un pracer para min».