Bambú aúpa a lo más alto el festival noiés

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

El desembarco de Ramón Campos y sus estrellas volvió a desatar la euforia en la localidad

30 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un certamen con sobrados alicientes para estar entre las grandes citas audiovisuales de Galicia, pues recibe más de un millar de trabajos desde distintos rincones del mundo y reparte 9.000 euros en premios, pero el empujón de Bambú aúpa la Mostra de Curtas de Noia a lo más alto. Pocas localidades como la barbanzana tienen el honor de extender una alfombra roja para ser pisada por los protagonistas de una serie cuyo último capítulo fue seguido por casi tres millones y medio de espectadores. El sueño fue de nuevo hecho realidad, la noche del viernes, por Ramón Campos y Teresa Fernández-Valdés, los propietarios de la productora de Velvet.

Si bien es cierto que los noieses saben siempre premiar el gesto, arropando a los suyos y confirmando que sí es posible ser profeta en la tierra, tanto Ramón Campos como el actor local Javier Rey lo comprobaron en carne propia, aunque fue este último el que se llevó la palma en esta ocasión. Fue recibido con gritos y aplausos a su llegada a O Curro y, en el interior del coliseo, acabó llorando de emoción.

Desde las butacas del Noela, el Mateo de las galerías Velvet escuchó los piropos que le lanzaban sus jefes. De auténtico crac lo tachó el dueño de Bambú, mientras que su mujer aludió a su «merecida carrera meteórica». Encima del escenario, tras recibir el Premio Especial de la Mostra de Curtas de manos del alcalde, Santiago Freire, percibió el cariño de sus vecinos, que le llegó en forma de aviones de papel, y el de sus compañeros de reparto. Tanto de los presentes -Peter Vives (Carlos en la serie), Cecilia Freire (Rita) y Manuela Vellés (la desaparecida Luisa)- como de los ausentes. Y es que tanto Marta Hazas como Paula Echevarría quisieron estar con él en una noche tan especial y, como no pudieron desplazarse a Noia, le enviaron sendos vídeos.

Doble dedicatoria

Otra proyección que incluía imágenes de su infancia y de su trayectoria profesional redondeó un regalo que provocó que Javier Rey tuviera serios problemas para dirigirse al público. Visiblemente emocionado, aseguró sentirse, el viernes más que nunca, profeta en su tierra, al tiempo que dio las gracias a Ramón Campos por haberlo convertido en Mateo, el personaje que lo ha catapultado a la fama.

Dos fueron los grupos de personas a los que el actor de Noia quiso dedicar el galardón. El primero lo forman Edu, Loló y Cayetana, los impulsores de la Asociación Galega de Heteroplasia Ósea Progresiva: «Deberíamos estar á altura como vila e cada un de nós, dentro das nosas posibilidades, apoiar esta causa». En el segundo están Xosé Manuel Esperante, Luís Avilés, Chicha Blanco, sus padres, su hermano y un largo etcétera: «Todos eles estaban aquí hai 18 anos, cando isto estaba moito máis baleiro, e eu saín aquí sen saber moi ben o que facía neste mundo», comentó refiriéndose a sus comienzos en el sector audiovisual.

El viernes, casi dos décadas después, Javier Rey fue recibido como una estrella en un coliseo abarrotado. En el exterior, un nutrido grupo de personas seguían la gala conducida por el humorista Pedro Brandariz desde una pantalla gigante. Algunas continuaban tras las vallas dos horas y media después, cuando la ceremonia, con estreno del próximo capítulo de Velvet incluido, tocó a su fin.