Las rocas mágicas, y secretas, de Paradela

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

MEIS

En Meis hay una «pedra abaladoira» y el «Con dos Mouros», que dicen que guarda un tesoro

08 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La de Muxía es la que más fama tiene pero O Salnés también guarda su pedra abaladoira. Está en Paradela, en Meis, y es tan poderosa como desconocida. Prácticamente solo los vecinos de lugar conocen su existencia. No es la única espectacular. El Con dos Mouros, situado a solo unos metros de la playa fluvial que Mariano Rajoy hizo famosa el pasado verano, impresiona. Por su tamaño y por sus formas.

No es fácil llegar hasta la pedra abaladoira. Hay que internarse por algunas pistas de tierra, pero allí está, a uno de los lados. Al menos no hay que adentrarse en el monte. Enorme e instalada sobre dos más pequeñas, que hacen de base y permiten el milagro. Toca probar si es verdad que la roca se mueve. El primer intento, con tres personas empujando a la vez, es en vano. Leyenda frustrada pensamos. Pero hay quien insiste y, de repente, es verdad, abanea. Al principio, con poca intensidad. Luego, una vez cogido el truco, más rápidamente y con más facilidad. La roca, como tantas otras cosas en la vida, tiene su punto, y hay que saber encontrarlo para tener éxito. Parece, de todas formas, como oxidada por la falta de uso. Hay quien recuerda que en su niñez se movía con un solo dedo.

 

El trono y las caras

El Con dos Mouros es espectacular. Por su tamaño, supera los diez metros de altura, por sus formas, tiene un pequeño trono y varias caras situadas enfrente, y por su leyenda: dicen que guarda un tesoro bajo su base. Imposible comprobar esto último. La pedra abaladoira se mueve con una sola mano, el Con dos Mouros, ni con todo un ejército.

No es fácil llegar a la piedra de la leyenda y es una pena porque el paraje es espectacular. Hay que adentrarse unos metros en el bosque y subir una pequeña cuesta para rodear otro formación rocosa de gran tamaño, pero que empequeñece ante lo que aparece a continuación. Sobre una base descomunal se eleva una piedra de muchas toneladas de peso que el paso de los años ha ido modelando hasta convertirla en una preciosa escultura.

La zona, en realidad, está plagada de grandes rocas. Todavía habría una más, al menos una más, de especial interés. Cuentan los vecinos de Paradela que en ella estaban clavadas dos argollas que se utilizaban para atar en ellas a personas antes de sacar el látigo para azotarlas. Cuentan también que alguien consiguió desclavarlas. Es otro de los misterios de una zona de milagros que guarda muchos secretos