Estudiantes islamistas asaltan la embajada británica en Teherán

redacción / la voz

INTERNACIONAL

Irán ve inaceptables los ataques y promete juzgar a sus responsables

30 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Varios centenares de manifestantes islamistas, presentados por los medios locales como estudiantes basij, atacaron, ocuparon y saquearon ayer hasta tres veces la embajada británica en Teherán, en protesta por el refuerzo de las sanciones occidentales contra la República Islámica por su programa nuclear. Según informa Efe, los ataques comenzaron cuando varias decenas de jóvenes que se manifestaban se enfrentaron a los policías que vigilaban la embajada, saltaron el portalón situado en el muro que la rodea y, tras arriar la bandera británica e izar la iraní, quemaron la enseña del Reino Unido.

Acto seguido entraron en las dependencias, saquearon abundante documentación, la arrojaron por las ventanas y, según la agencia local Fars, también destruyeron retratos de la reina Isabel II de Inglaterra. De acuerdo con la agencia local Mehr, el personal de la embajada había sido evacuado antes de iniciarse los disturbios. No obstante, la agencia Fars indicó que los estudiantes retuvieron durante la tarde a seis miembros no identificados del personal de la embajada, que fueron liberados por la policía y posteriormente entregados a un representante del Reino Unido.

Testimonios y pruebas gráficas muestran que, ante este primer ataque, las fuerzas de seguridad presentes se mostraron pasivas y no intervinieron.

Sobre las 18.00 (14.30 GMT), un nuevo grupo de estudiantes asaltó por segunda vez la embajada y saqueó y destruyó algunos documentos más, momento en que, esta vez sí, fueron detenidas varias decenas de estudiantes. Esto radicalizó la postura de los manifestantes, que exigieron la liberación de sus compañeros y aseguraron que no abandonarían la protesta.

Los concentrados hicieron público en ese momento un comunicado en el que propugnaban la ocupación permanente de la sede diplomática, como sucedió con la de EE.UU. el 4 de noviembre de 1979, que dio lugar a la crisis de los rehenes. Pasadas las 19.00 horas hubo un tercer asalto y, una hora y cuarto después, la policía utilizó todos los medios antidisturbios a su disposición para acabar con la protesta, llevando a cabo numerosas detenciones.

Ante la repulsa mundial, que llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a expresar su condena más enérgica por los asaltos, el Ministerio de Exteriores iraní manifestó en un comunicado que lamentaba «el comportamiento inaceptable de algunos manifestantes» y prometió que los responsables serán llevados ante la Justicia. El jefe de la policía de Teherán, el general Hosein Sadjedinia, declaró que, con tal fin, se ha abierto una investigación.