El primer ministro japonés queda al frente de un país ingobernable

AFP

INTERNACIONAL

Antiguo militante de izquierda y ahora defensor del rigor presupuestario, Kan gozó desde su nombramiento, el 8 de junio, de un apoyo popular de más de 60%.

12 jul 2010 . Actualizado a las 14:04 h.

El primer ministro de centroizquierda Naoto Kan se encontraba el lunes, tras la derrota de la víspera en las elecciones senatoriales, a la cabeza de un Japón ingobernable, con un parlamento dividido que se propone obstaculizar su programa de reformas, estiman los analistas.

El Partido Demócrata de Japón (PDJ), que logró una victoria abrumadora frente a los conservadores en las legislativas de agosto de 2009, perdió el domingo el control del Senado y no conserva más que 106 escaños sobre 242.

Cuando apenas transcurrió un mes desde su llegada al poder, Kan, de 63 años, se verá obligado a ponerse de acuerdo con la oposición para hacer adoptar sus proyectos de ley. Una tarea especialmente ardua porque además tampoco dispone de la mayoría de dos tercios necesaria en la cámara de diputados para aprobar un texto en segunda lectura, en el caso de que el Senado lo haya rechazado.

«Japón está entre brumas», resume Takayoshi Shibata, profesor de ciencias políticas de la universidad Keizai de Tokio. «Estamos en la más total confusión y no es bueno que este bloqueo dure demasiado tiempo. Creo que alguien debe desbloquear la situación, pero el tema es saber quién es capaz (de hacerlo)».

Antiguo militante de izquierda y ahora defensor del rigor presupuestario, Kan gozó desde su nombramiento, el 8 de junio, de un apoyo popular de más de 60%. Sucedía al muy impopular primer ministro Yukio Hatoyama, que no tuvo más remedio que dimitir al cabo de menos de nueve meses debido a su incapacidad a gobernar y a varios escándalos político-financieros.

Pero Kan cometió el error de comentar, la víspera de la elección, una posible alza del impuesto sobre el consumo, actualmente de 5%.

Todos los grandes diarios nacionales atribuían el lunes la derrota del PDJ a esta «metedura de pata», pese a considerar necesaria esta subida impositiva, que también propone el Partido Liberal Demócrata (PLD), la gran formación opositora que se impuso en las elecciones senatoriales.

«Muchos votantes creen que un alza de la tasa es inevitable para financiar los programas de protección social», escribió el diario económico Nikkei, que recuerda que el país afronta las consecuencias del envejecimiento de su población.

«Está claro que no podemos dejar que el déficit presupuestario continúe hinchándose», destacó el diario de centroizquierda Asahi Shimbun.

Kan, un «hijo de asalariado», como él dice, frente a sus predecesores, herederos de dinastías políticas, se ha propuesto devolver la confianza en el futuro a los japoneses, a reducir la deuda nacional y a reformar el sistema de las jubilaciones y de la protección social.

Pero hoy se encuentra en una situación similar a la de los tres últimos jefes de gobierno conservadores que estuvieron al mando entre julio de 2007 y agosto de 2009.

Al igual que ellos, tendrá que vérselas cada semana con los sondeos de opinión que acabarán haciendo la fatídica pregunda: ¿debe dimitir Kan?

«Japón no puede darse el lujo de una parálisis política (..) Los partidos de la mayoría y de la oposición deben cooperar en el Parlamento», insistió el Nikkei.

Para Asahi Shimbun, la derrota no debe interpretarse como un llamamiento a la dimisión de Kan.

«El vals de primeros ministros pesa sobre las políticas a largo plazo y perjudica la imagen de Japón en la escena internacional. Debemos aprender la lección», escribe.