Calderón ataca en la Casa Blanca la ley de Arizona contra los «sin papeles»

Tatiana López WASHINGTON/LA VOZ.

INTERNACIONAL

Barack Obama reitera su oposición a la iniciativa y su compromiso con el país «amigo y socio»

20 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El presidente de México, Felipe Calderón, condenó ayer desde la Casa Blanca la nueva ley contra la inmigración ilegal de Arizona al asegurar que «medidas como estas afrontan patrones de discriminación», durante una visita a EE.?UU. «Mantendremos nuestro firme rechazo a que se criminalice la inmigración y a que gente que trabaja y aporta a esta gran nación sea tratada como delincuentes», sostuvo. Su anfitrión, Barack Obama, tampoco ahorró críticas a la polémica ley que criminaliza a los sin papeles y que permite a la policía comprobar el estatus migratorio de cualquier ciudadano bajo sospecha razonable.

Desde las organizaciones de derechos humanos se ha tachado esta ley de racista. El propio Obama la ha condenado reiteradamente e incluso ha pedido al Tribunal Supremo que estudie su constitucionalidad.

Calderón, que afronta presiones internas en su país para que interceda por una reforma migratoria justa en EE.?UU., afirmó en una comparecencia conjunta con Obama que ambos países deben trabajar juntos para resolver el problema de la inmigración ilegal. «Sé que compartimos el interés por promover condiciones de vida digna, legal y ordenada» para los migrantes, afirmó.

Añadió que el objetivo es la creación de «una frontera más segura». Una frontera que nos una en vez de dividirnos», dijo. Desde su toma de posesión como presidente mexicano se ha reunido en más de trece ocasiones con Obama, quien siempre ha puesto de manifiesto su interés por fortalecer las relaciones con el país vecino.

Ayer, Obama volvió a hacer gala de este espíritu al asegurar desde los jardines de la Casa Blanca que México no es solo un vecino, sino también «un socio y un amigo». «Estados Unidos y México no son solo vecinos que están unidos por la geografía; somos por elección amigos y socios, estamos ligados por nuestros vínculos comerciales, por nuestros obreros y turistas, por nuestros estudiantes y docentes, y por nuestras fuerzas armadas», en palabras del líder de los demócratas norteamericanos.

Una de las batallas que afrontan ambos países es la guerra contra el narcotráfico que se desarrolla a lo largo de la frontera. En total se calcula que la violencia de los narcos se ha cobrado más de 22.700 vidas desde que Calderón decidió hace cuatro años desplegar a la guardia nacional contra los traficantes de droga. Washington ha sido en todo un fiel defensor de esta ofensiva e incluso ha aportado armas y entrenamiento a los soldados mexicanos a través de la llamada Iniciativa Mérida, que cuenta con un presupuesto de 1.300 millones de dólares.