«Le pido a Zapatero que no lamente la muerte de Zapata, que la condene»

INTERNACIONAL

El opositor cubano en huelga de hambre llama al Parlamento español y al de Galicia para que condenen los crímenes en las cárceles cubanas e insiste en que llevará su ayuno hasta sus últimas consecuencias.

05 mar 2010 . Actualizado a las 10:07 h.

La voz del opositor cubano Guillermo Fariñas sonaba ayer rotunda desde su casa de Santa Clara. Y eso que el miércoles, en su octavo día de huelga de hambre en honor al compañero muerto Orlando Zapata, perdió el conocimiento y fue hospitalizado para ser hidratado. Ahora es el único que prosigue con el ayuno «con todas las consecuencias» para que sean liberados 26 presos políticos.

-¿Tiene usted un apellido que suena a muy gallego?

-Sí, sí, lo sabía, y aunque soy de raza negra, el hacendado que fue dueño de mis ancestros fue seguramente gallego.

-¿Cómo se encuentra después de estos días de ayuno?

-Rodeado de hermanos de lucha, de Sancti Spíritus, Matanzas, Santa Clara...

-¿Le piden que deje esa huelga que tanto le perjudica?

-Sí, pero como somos todos democráticos no se pueden imponer y me dan apoyo. Mi apodo es Coco, porque tengo la cabeza muy dura y seguiré con la huelga hasta las últimas consecuencias, ya he hecho 23 con esta y ahora iré hasta el final.

-Hay modos de presionar sin perder la vida en el camino.

-Siempre me he caracterizado por hacer huelga de hambre, porque cuando haces ayuno el Gobierno pasa al plano indiscutible de victimario y nosotros de víctimas, y esa percepción nadie la puede quitar. Zapata fue una víctima, pero la huelga es un mecanismo de autodefensa y... todos podemos ser asesinados. De hecho, los hermanos Castro están dejando morir en la calle y en las prisiones.

-¿Sigue en sus trece de que liberen a los presos políticos?

-Pido que sean liberados los 26 con enfermedades, cuya vida corre peligro y que han sido recomendados por los médicos del sistema. Ese listado lo tiene Elisardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, con nombres, edad y enfermedades detalladas por médicos del ministerio y de la prisión donde están.

-El Gobierno no cederá

-Sé que lo mío es un suicido, por lo que pedimos al Gobierno un hecho de bondad hacia esos presos que están muriendo.

-¿Qué opina de la versión que se dio de que Zapata era un delincuente común del que se aprovechó la disidencia?

-Repudio el artículo de la sanguinaria maquinaria de los hermanos Castro. Lo conocí en 1999 en la Peña Democrática del Parque Central de La Habana. Estaba de obrero, albañil plomero, levantando el hotel Parque Central. Era miembro de la Unión de Jóvenes Comunistras. Iba a refundarnos nuestras ideas y le dimos pruebas de presos a los que les mordían los perros, después leyó literatura y supo que el 94% de los guerrilleros del Escambray eran puestos como bandidos por el Gobierno. Y él me dijo un día: 'Yo formo parte de un gran engaño'. Fue expulsado de los Jóvenes Comunistas y de La Habana. Zapata comenzó su labor de opositor en la calles, y refutamos cualquier tipo de posición que diga que era un delincuente común, murió por sus convicciones y por la democracia cubana.

-¿Qué valoración le merece la postura del Gobierno español?

-Al Gobierno español le pido que no lamente la muerte de Zapata, que la condene explícita y públicamente. Le solicito al rey Juan Carlos, que es un líder moral, a doña Sofía, al príncipe Felipe y al Gobierno que condenen explícitamente los asesinatos que se están produciendo en las prisiones cubanas, que son lentos, premeditados y planificados. Le pido a la monarquía que se pronuncie y que lo haga el Parlamento español y el de esa comunidad, Galicia, sobre estos crímenes, dentro y fuera de las prisiones. Mientras el Gobierno español no condene, la sanguinaria maquinaria del Gobierno cubano se va a sentir apoyado por el Gobierno español.

-¿Qué considera más efectivo el diálogo o el endurecimiento de las relaciones?

-Por mi experiencia, que sufro una dictadura, no se debe dialogar, hay que mantener una postura firme de condena porque hay sangre de inocentes por el medio.