«A corto plazo los concellos tendrán que compartir servicios»

Benigno lázare LUGO / LA VOZ

A FONSAGRADA

Deja la secretaría municipal de A Fonsagrada tras tres años

02 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

María García Ferro no es lucense de nacimiento, pero tiene recientes, diversos e intensos vínculos que la hacen sentirse fonsagradina de afección. Un 15 de abril llegó al pueblo, con una maleta que portaba un título de secretaria interventora todavía oliendo a tinta verde, para hacerse cargo de la organización administrativa del Concello; otro 15 de abril, el próximo, dejará el despacho pero el título ya tendrá la tinta seca y la maleta irá cargada de experiencia.

Parece increíble teniendo en cuenta la profesión tan concreta que eligió esta pontevedresa, pero cuando finalizó la carrera de Derecho en Santiago permaneció un año en blanco esperando a que se le aclarasen las ideas. Lo consiguió y se puso a preparar las oposiciones. «Me decidí por esto porque la parte administrativa del Derecho siempre me gustó mucho».

Aprobó y le colocaron una relación de ayuntamientos que tenían la secretaría vacante. La de A Fonsagrada fue una de las primeras entrevistas que hizo y ambas partes quedaron bastante satisfechas, por lo que el siguiente paso fue mirar en un mapa dónde se ubicaba el municipio que respondía a tan enigmático nombre. «Además del mapa, lo primero que hice fue entrar en la página web del Concello a ver cómo era, qué había y qué era lo característico de este pueblo». En el viaje la acompañó su familia y cuando iban por el Alto do Cerredo ya estaban impresionados por las curvas de la carretera. Mal empezamos.

Sin embargo, los augurios no se cumplieron y los mareos del coche quedaron olvidados tras la acogida que tuvo en el consistorio y por la amabilidad de la gente en general. «El pueblo me gustó, pero me llamó la atención la casa del Concello porque me dio la impresión de vieja, antigua y muy pequeña, en comparación con otras que ves cuando visitas lugares».

Reconoce que profesionalmente al principio lo pasó muy mal debido a que era su primer destino y a la cantidad de asuntos que estaban acumulados. «Estuve un año encerrada en el Concello día y noche porque era mi primer contacto con el trabajo, y una cosa es estudiar y otra trabajar, pero también porque aquí había otra forma distinta de trabajar y tal vez existía algo de descuido administrativo». Ese «descuido» consistía en un montón de facturas sin pagar y en la acumulación de papeles pendientes de remitir a otros organismos, relacionados con el funcionamiento económico.

«Ante todo, la obligación de políticos y empleados municipales es trabajar para los vecinos y solucionarles los problemas en lugar de entorpecérselos, y en ese sentido nunca tuve trabas», asegura María. Siempre se habla de la cercanía de los alcaldes con los administrados, pero no es mayor que la de los funcionarios, si se quieren acercar. Ella optó por hacerlo y todavía esta semana acudió por la tarde a hacerle un trámite a un vecino que no puede ir en horario de oficina. Se lo compensan con el buen criterio que tienen de la secretaria, de la que algunos destacan una eficiencia administrativa inédita en etapas precedentes.

Lo político y lo social

María Ferro sonríe cuando se le pregunta por el poder de los secretarios municipales, que le pueden poner las cosas difíciles a un alcalde. Explica que, por lo que observa, ese tipo de conflictos se suele dar por un problema de tiempos. A menudo los políticos se interesan más por la urgencia que por los plazos, y los pasos y procedimientos administrativos son sagrados para los funcionarios.

Desde el punto de vista social e incluso humanitario, la parte más triste del trabajo en la secretaría de un concello es tener que informar la denegación de una licencia de una casa ya hecha o la orden de derribo, dice. «Tratas de explicarle de la mejor forma posible que antes de hacer la inversión tenía que haber solicitado el permiso, pero también entiendes que alguien llegue al al Concello llorando».

La secretaria municipal, que se ve obligada a solicitar otro destino pero quiere quedarse en el lugar más próximo posible y seguir residiendo en A Fonsagrada, convivió estos años de forma muy directa con el problema de la despoblación. Es consciente de que algún día será necesario plantear la profunda reestructuración de los municipios, pero dice que de momento hay otras soluciones, porque también defiende que cada pueblo tenga su propia personalidad. «A corto plazo los municipios pequeños tendrán que compartir servicios para compensar la reducción de los ingresos».

María García Ferro

32 años

Secretaria interventora municipal

La plaza del consistorio fonsagradino, que cruzó diariamente en estos tres años.