Un huerto de Becerreá tiene un peral que da manzanas

Fernanda Follana

BECERREÁ

Los propietarios de un solar de Vila de Frades quedaron sorprendidos cuando vieron el fruto nacido sin ser injertado

05 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Había una vez un huerto, en una aldea de las fértiles montañas de Becerreá, donde la abundancia era tal que crecían berzas gigantes y había un peral que, además de peras, producía manzanas. Suena a cuento, pero en Vilar de Frades, Carmen López y Samuel Fernández tienen efectivamente en su finca un peral al que le salió una manzana.

«Non é un inxerto. A mazá está nunha das polas principais da pereira», se apresura a apuntar Carmen, que recuerda que el peral lo trajo Samuel, su marido, de Lérida, hace unos diez años, y que desde entonces es la primera vez que da una manzana: «Toda a vida deu peras e este ano apareceu con iso; dende logo que é algo anómalo e non paro de preguntarme como é posible: nós non utilizamos nin sulfatos nin pesticidas».

Entre las peras de agua gigantes que encorvan las ramas endebles del frutal todavía bisoño, la vista se encuentra con la manzana como con un gazapo en el pasatiempo de los errores. Carmen la descubrió el lunes de la semana pasada cuando la fruta ya había alcanzado su forma adulta: «Son unha persoa curiosa e observadora e chocoume moito», recuerda, matizando que su marido había estado el día anterior apuntalando el frutal sin reparar en la fruta prohibida. «Estráñame que David, o meu fillo, que é moi observador e veu pasar dende Madrid a casa uns días polo San Froilán tampouco a vira. Cando llo dixen non o cría e advertiume: Ten cuidado mamá, a ver se non che pegaron a mazá na póla para gastarche unha broma».

El profesor de la Escola Politécnica, titular del Departamento de Produción Vexetal, Santiago Pereira, señala que «en peral y, sobre todo, en manzano, las mutaciones espontáneas han sido descritas en la literatura. Estas mutaciones se producen en la yemas y dan lugar a quimeras, muchas veces inestables. Estas mutaciones que afectan al color y la forma son fácilmente detectables por el agricultor, por lo que en algunos casos han sido seleccionadas y propagadas por injerto».

Pereira afirma que si se prueba el fruto tiene que saber a pera. «Si la mutación es estable, al injertar ese ramo debía de conservar estas nuevas características». El profesor de la Politécnica afirma que no son inusuales este tipo de mutaciones. Gran parte de las variedades comerciales son mutaciones naturales seleccionadas por los agricultores en sus plantaciones.