Localizados en Valdavara más restos humanos de la Edad del Bronce

Benigno Lázare

LUGO

25 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Las excavaciones arqueológicas de Valdavara siguen proporcionando hallazgos a pesar de que los trabajos propiamente dichos están comenzando en una parte, tras las jornadas previas dedicadas a su limpieza. Ayer fueron localizados restos óseos de dos individuos jóvenes. Según explicó el director de los trabajos, Manuel Vaquero, los materiales que acaban de localizar son pequeños restos del cráneo y de las costillas.

Dado que aún no dispusieron de tiempo para analizar los restos, el arqueólogo matizó que los datos corresponden a estimaciones. Sin embargo fueron localizados en el mismo lugar en el que en la campaña del año pasado descubrieron restos óseos de dos personas muy jóvenes, una de dos años y otra de seis o siete meses. En consecuencia, consideran que los localizados ahora pertenecen a los mismos individuos, de los que es previsible que sigan encontrando más huesos en días o semanas sucesivos.

El hallazgo tuvo lugar en Valdavara II, que es la segunda de las excavaciones que están siendo realizadas en el mismo lugar pero en diferente sitio. En tanto que los restos más antiguos corresponden a Valdavara I, en el interior de la cueva, los del exterior están datados entre la Edad del Bronce y el período Calcolítico o Edad del Cobre, con una antigüedad de entre 3.000 y 4.000 años.

Según señaló Vaquero, los restos humanos encontrados el año pasado ya están bien estudiados y las posibilidades de que los de la actual campaña pertenezcan a los mismos niños son muy grandes, por lo que en esta ocasión ya se conocen de antemano muchos más datos, a la espera de llevarlos al laboratorio y corroborar las suposiciones anunciadas.

El principal hallazgo de Valdavara tuvo lugar hace pocos días, con la aparición de los objetos de adorno más antiguos del noroeste peninsular. Son elementos de un collar elaborados con conchas de Dentalium, un molusco que por su origen marino aportó muchos más datos para el estudio de la actividad humana en el Paleolítico Superior, hace 17.000 años. La localización de estas piezas, de las que solo se conocen 31 en toda la cornisa cantábrica, ratifica la comunicación entre los habitantes del interior y de la costa.