El delfín «Gaspar» encandila en Ribadeo

L.P.

LUGO

Cada día numerosos vecinos se acercan al muelle a ver al mamífero marino, que no deja de sorprender por su confianza hacia los humanos y sus ganas de jugar

26 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«¿E como se vai ir de aquí? Si está encantado xogando a todas horas. É coma un neno pequeno». Frases como ésta se escuchaban ayer en el muelle de Porcillán, de gente observando al delfín Gaspar, que desde principios de semana parece haberse asentado en la ría ribadense. De si es Gaspar o no, el delfín que a principios de mes permaneció durante una semana en el muelle de Barbanza, parece que quedan pocas dudas. Sus características coinciden; unos tres metros de longitud, solitario y unos 400 kilos de peso. Y además, Gaspar parece tan habituado a la presencia humana que casi asombra. De hecho, no para de buscar a la gente y acude en cuanto ve algo de movimiento. Si una lancha sale del muelle, allá irá Gaspar raudo tras ella. Por elo menos así ha sido en los últimos días.

Y por eso cada vez más gente acude a los muelles de Ribadeo a verlo. Él no falta a su cita. «Pola maña, de once a una, sempre nos ven facer unha visita ao club náutico. É o que lle gusta, a xente, e sabe que a esas horas hai xente por alí. Despois pode pasar un tempo sen que o vexamos, supoño que andará dando unha volta pola ría. E pola tarde, volve á zona do club náutico», señalaba ayer un ribadense que todos los días ha tenido oportunidad de ver a Gaspar.

Pero ayer hubo más espectáculo si cabe. Dos personas se lanzaron al mar para tratar de grabarlo con una cámara acuática. Gaspar era el actor invitado, el protagonista. Y como era previsible no rehuyó el envite. Se hartó de jugar con ellos. Algunas imágenes del simpático delfín pueden verse en la web de la asociación cultural ribadense El Farero.

Gaspar se deja querer. Por eso tampoco es raro que responda cuando alguien le lanza una boya. La reacción es la lógica: jugar con ella, para regocijo de la gente que se acerca al muelle a verlo: «Cando ve unha lancha, alá vai detrás dela. Leva varios días aquí. É feliz. ¿Para que vai marchar?», resumía uno de los curiosos.

La expectación provocada por el delfín, sin duda, va a más. Y es previsible que este fin de semana mucha más gente acuda a Mirasol y a Porcillán para estar pendiente de la ría, de cualquier extraño del agua, que en un momento pueda cortar la aleta dorsal de Gaspar, presto a sorprender con una espectacular cabriola.