Caja encendida, mala de atracar

X.Francos LUGO / LA VOZ

LEMOS

En Guntín intentan espantar a los ladrones con iluminación

13 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Dice el refrán que casa de dos puertas, mala de guardar. Con los nuevos tiempos habría que ir ampliando el refranero popular y, visto lo que sucede en Guntín podría aplicarse aquello de caja encendida, mala de atracar o de robar.

A quienes transitan habitualmente de noche por la N-540 les llama poderosamente la atención el hecho de que la oficina de Caixa Galicia (aún sigue manteniendo dicha denominación) está tan iluminada que parece como si en Guntín los clientes fueran a sacar o a ingresar dinero por las noches. Todas las luces están en funcionamiento, y las persianas, levantadas. Parte de los estores suelen estar bajados por el día.

En el pueblo prácticamente todo el vecindario asegura que tal panorámica nocturna en la oficina es una medida antiatracos. La iluminación y las persianas levantadas sirven de método disuasorio para cualquier caco que pretenda entrar en el establecimiento. Corre un riesgo de que lo vean. Podría apagar la luz, claro, pero ese hecho podría llamar poderosamente la atención si algún vecino viera el establecimiento a oscuras, sabiendo que últimamente tiene más iluminación que la Puerta del Sol.

El local está ubicado prácticamente enfrente a la gasolinera que cierra por las noches y que, sin embargo, hasta las once registra bastante actividad. A las siete de la mañana, vuelve a estar de nuevo activa.

La medida adoptada en Caixa Galicia de Guntín puede estar relacionada con el asalto que fue realizado en la oficina en la madrugada del 27 de mayo de 2010. Un atracador, que tenía cómplices, consiguió el botín más sustancioso de la última década en una entidad bancaria en la provincia de Lugo: 120.000 eros.

El asaltante se pasó buena parte de la noche trabajando para lograr su objetivo y nadie lo vio. Serró los barrotes de una ventana encaramado en una escalera, se coló para el interior y esperó pacientemente a que llegara el primer empleado al que amordazó. Después hizo lo mismo con el segundo hasta que consumó el atraco y se dio a la fuga. Fue detenido meses después.