Más luz sobre la vida de Juan Tizón

J. Antonio Cardelle

LEMOS

El último alcalde constitucional de Monforte antes de la sublevación militar de 1936 trabajó para el servicio secreto británico durante su exilio en Portugal

14 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hace más de diez años, el profesor Xesús Alonso Montero lanzó un guante a los investigadores para provocar el estudio de la vida y obra política y literaria de alguien tan cercano a los monfortinos como su primer presidente de la gestora republicana de 1931 y último alcalde constitucional desalojado del cargo por el pronunciamiento militar de 1936. Tal reto lo reiteró cuando en el año 2001 prologó y editó en la revista Madrygal un poemario inédito de Juan Tizón escrito en el exilio portugués titulado Seis cregos escollidos (Versos divinos) . Repasaba los muy escasos datos vitales del autor, daba luz a su estancia en Portugal mediante los datos que por él se conocieron y en su propia parcela profesional analizaba el poemario con actitud tal que, sin renunciar a la erudición, lo ponía al alcance del conocimiento de los profanos con sus llanas enseñanzas que excedían la parcela estrictamente literaria. Nuevamente insistió en el requerimiento en una de sus intervenciones en la Galería Sargadelos de nuestra ciudad. Nadie pareció responder a la provocación, si bien es cierto que, desde entonces, en este diario, al igual que sobre otros personajes y esa época, se vinieron publicando datos sobre el citado regidor, que hicieron más cercana y conocida su actividad política desarrollada en y por esta ciudad. Envuelta en bruma Como monfortino, y además amante de la historia de esa época de modernidad y desarrollo de la cultura, ideas cívicas y avances sociales, el tiempo que veía con gran agrado esa provocación, tal situación no dejaba de incitarme a conocer algo más sobre la que sospechaba una personalidad inquietante, desconocida y envuelta en bruma que ocultaba sus treinta primeros años de vida (la primera referencia se hallaba en 1923 en unas charlas formativas en la Federación Agraria del Partido Judicial de Betanzos, dirigida por Bernardo Miño y Ramón Beade, y en las que participaron personalidades como Rof Codina, Matías Usero, Juan Jesús González o el malogrado alcalde ferrolano Jaime Quintanilla) y prácticamente toda la etapa del forzado exilio portugués. Allí comenzó la aventura del conocimiento de Juan Tizón Herreros para quien esto escribe. Y como no podía ser de otro modo, acudí a las someras biografías que sobre él se habían escrito, escasas por demás, de las que, sobre todo y en especial, me llamó la atención y provocó mi sonrojo el que consideraba poco rigor histórico solamente achacable a desidia y desinterés en quienes afirmaban que el personaje había nacido 'en la década de 1890', y en el mejor de los casos señalaban el año 1895, cuando tal dato podía resultar fácilmente asequible con el solo acceso al Registro Civil. No faltaba razón a estos últimos y hoy, con satisfacción, puedo afirmar y compartir con mis conciudadanos y, en especial con su hija Isabel (la Lila de su cuento que no volvió a ver desde su temprana edad de cinco años, a la que el advenimiento y devenir del régimen militar privó entre otras cosas del elemental conocimiento de muchas circunstancias paternas) que Juan Tizón Herreros nació a las cuatro de la madrugada del día 22 de enero de 1895, en el domicilio familiar de la casa señalada con el número uno de la coruñesa calle de Zapatería, en el actual Barrio viejo, equidistante entre el Paseo del Parrote y la Plaza de María Pita; hijo de Juan Tizón, sin segundo apellido, de 27 años de edad, natural de Aranga, y de Soledad Herreros Sierra, de 24 años, natural de A Coruña. Su abuelo paterno era desconocido, llamándose Ramona Tizón Espiñeira la abuela. Por la otra línea, resulta nieto de Domingo Herrero Valenciano, natural de lo que la caligrafía de la época parece mencionar como 'de la Barrá' y de la coruñesa Soledad Sierra Taboada. La inscripción de su nacimiento acaba con otra imprecisión: el oficio de Juan Tizón (padre) era el de tonelero; por ello, ni herrero ni carpintero, si bien esa profesión de forjador la ejercía el abuelo materno y un hermano de Juan Tizón Herreros.