La familia de Ana Isabel Buiza considera que el conductor del coche siniestrado circulaba de forma temeraria y que por eso lo justo es que el caso se considere delito y no falta. Aseguran que el atestado de la Guardia Civil de Tráfico reflejó que Diego Argüello Robles iba a entre 170 y 180 kilómetros por hora en un carril de salida de la autovía, cuando la limitación era de 80.
La ley dice que en este tipo de vías si el vehículo circula 80 kilómetros por hora por encima del límite se considera delito. Sería el caso, porque ese umbral estaría en los 160 km/h que el conductor habría superado según Tráfico. Pero el juez no lo vio así. Seguramente porque dio validez a las alegaciones de la defensa, que habría sembrado dudas sobre la exactitud de las estimaciones de velocidad de la Guardia Civil.
Unos argumentos que no convencen a la familia de María Jesús Barreiro. «Lo más barato que hay es una vida», sentencia esta mujer natural de O Milladoiro. Ella asegura que el conductor llegó a circular a 240 kilómetros por hora aquella noche de septiembre y que las tres jóvenes, asustadas, le pidieron reiteradamente que redujese la velocidad. «Le pedían que parase, que se cogían un taxi, pero él no hizo caso y la cosa acabó como acabó», afirma. Lamentablemente, en el juicio celebrado esta semana, ni la joven que quedó parapléjica ni el copiloto dieron estos detalles a la sala. «El chico es búlgaro y no entendía bien las preguntas», explica.