El fiscal, por su parte se opuso a tal pretensión calificando la sentencia condenatoria de «acorde, equilibrada y justa».
08 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.El veredicto del jurado popular ourensano que el pasado mes de enero declaró culpable de un delito de homicidio a David Ferrón, acusado de haber asfixiado primero y quemado después a una joven discapacitada fue «especulativo» por falta de pruebas directas que confirmen su autoría. Esa es la tesis central del recurso de apelación que ayer defendió ante la Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Xustiza el abogado del condenado y que le sirvió para reiterar su petición de absolución.
El fiscal, por su parte se opuso a tal pretensión calificando la sentencia condenatoria de «acorde, equilibrada y justa». También se opuso a la admisión del recurso la acusación particular, que a su vez recurrió la sentencia por no estar de acuerdo con las indemnizaciones que tendrá que pagar el condenado a la hija y a la madre de la víctima. La sentencia fijó la cuantía en 44.000 euros para la primera y 8.500 para la segunda, mientras que las pretensiones de las recurrentes son de 150.000 y 60.000 euros, respectivamente. La Fiscalía apoyó este recurso, por compartir la tesis de que al caso no es aplicable el baremo establecido como referencia para las víctimas de los accidentes de tráfico.
Tomando café con ella
La defensa de David Ferrón explicó al tribunal que su cliente no niega que el 6 de abril del 2007 hubiese estado tomando un café con la víctima y un sobrino suyo llamado Jorge, también discapacitado, ni que tuviese una discusión con ella cuando la llevaba en coche a su casa, después de dejar a su sobrino. Pero, en contra de lo que confesó ante los investigadores en una de las cuatro declaraciones que prestó a lo largo del proceso, no admite que la haya asfixiado y que luego quemase su cadáver con aguarrás en una finca del alto de O Rodicio.
El principal y casi único argumento del letrado para negar validez a esa declaración inculpatoria es que el informe forense habla de que los restos encontrados el 22 de abril correspondían a una persona fallecida seis o siete días antes de ser encontrados, con lo que ese «lapsus» de casi dos semanas hace inverosímil esa confesión del condenado, por lo que resulta «objetivamente falsa».