El temporal arrasa el patrimonio olvidado de Man

Eduardo Eiroa Millares
Eduardo Eiroa CEE/LA VOZ.

GALICIA

Las olas destrozaron muchas de las esculturas realizadas por el alemán de Camelle y barrieron su vivienda

10 nov 2010 . Actualizado a las 12:41 h.

La historia del legado de Manfred Gnädinger transcurre entre dos grandes temporales. Uno, en noviembre del 2002, cubrió de chapapote del Prestige la vivienda y las esculturas realizadas por el artista en el puerto de Camelle. Man moriría un mes después, con sus rocas de colores teñidas del luto negro del fuel.

El segundo temporal fue el que ayer, ocho años después, acabó de rematar lo que quedaba de su memoria. Entre ambos, un largo olvido trufado de fundaciones, cursos y casas de la cultura dedicadas al alemán de Camelle que no han servido para que ninguna Administración haya hecho nada para conservar su particular jardín escultórico.

El nuevo dique de la localidad camariñana, ampliado el año pasado, no sirvió para evitar que la fuerza de las olas llegara a la casa de las rocas. La barrieron de lado a lado, llevándose a su paso todo lo que les oponía resistencia. Las piedras que con meticuloso y singular orden pegó y pintó Man saltaron por los aires arrastradas por la espuma. El mar las arrastró decenas de metros, limpiándolas de lo poco quedaba de su policromía y eliminando también los restos vegetales que animaban el conjunto.

Tras ocho años de olvido, el océano Atlántico al que tanto quería el anacoreta germano acabó por barrer lo que permanecía en pie. Poco queda ya por recuperar. Mientras, en Camariñas se sigue hablando de talleres de restauración y de otras actuaciones para que Man no quede en el olvido. Lo cierto es que la fundación que lleva su nombre carece prácticamente de fondos y que en el puerto cada vez cuesta más distinguir la vivienda que en su día se convirtió en el principal foco de atracción de visitantes a Camelle. Las olas la han deteriorado aún más, aunque el temporal más duro al que se enfrenta Man es el del olvido.