Los superdelegados de la Xunta se diluyen tras un año de rodaje

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO/LA VOZ.

GALICIA

El PP resalta el ahorro de la nueva figura y la oposición cree que duplican cargos

11 may 2010 . Actualizado a las 02:27 h.

Si algún día se escribe la historia de la Administración autonómica gallega, el nombre de Alberto Núñez Feijoo aparecerá en ella por al menos un motivo: por ser el presidente que hizo el cambio más profundo en la estructura periférica de la Xunta, al reducir de 52 a 5 el número de delegados, uno para cada una de las cuatro capitales de provincia y el quinto para Vigo. En aras de la austeridad y de la eficiencia en el gasto público echaron a andar unas figuras de nuevo cuño, conocidas popularmente como superdelegados, pues estaban destinadas a tener una proyección política similar a la de los conselleiros. No obstante, su papel ha quedado un tanto desdibujado tras un año de rodaje y, al final, sus funciones se parecen más a las de un comisario político que a un gestor público.

Todavía un año después de su creación, Gobierno y oposición no logran ponerse de acuerdo sobre el primero de los objetivos que se pretendían con los nuevos delegados territoriales: la reducción del gasto. La Consellería de Presidencia, de la que dependen, hace lógicamente una lectura muy positiva del nuevo modelo, al calificarlo de «éxito». Es más, Presidencia segura que con la reducción de 47 delegados provinciales, la Administración autonómica logró un ahorro «superior ao estimado inicialmente», señala, pues supera los 6 millones de euros en el primer año, frente a los 3,7 millones anuales de reducción que se estimaba en un principio.

Tanto el BNG como el PSOE tachan de irreal este cálculo. El diputado nacionalista Alfredo Suárez Canal señaló que el ahorro es «inexistente», pues la figura de los delegados provinciales fue reemplazada por la de los jefes territoriales, sobre quienes manda políticamente el superdelegado. «É unha superposición inútil, porque a función dos xefes territoriais é a mesma que tiñan os delegados», abundó el portavoz nacionalista en el área institucional. En lo mismo incidió el socialista José Manuel Lage Tuñas, quien, lejos de reducir, hace sus propias cuentas para concluir que la figura de los nuevos delegados tiene un incremento de gasto de «dos millones de euros».

Sin proyección mediática

Pero al margen del coste están sus funciones. En su primer año quedó de relieve que los cinco superdelegados tienen una proyección política muy inferior a la de los conselleiros, y eso que algunos conselleiros no se prodigan demasiado a nivel mediático. El portavoz del área de presidencia del PP, Antonio Rodríguez Miranda, no pasa por alto que hubo «algúns problemas» en el trabajo diario de los nuevos cargos -«como é lóxico que suceda con figuras de nova creación», matizó-, problemas que están asociados a la delimitación de competencias con los jefes territoriales. Ahora bien, niega de forma tajante que exista una «superposición» de funciones, pues arguye que los jefes territoriales se ocupan «do día a día» en la gestión, mientras que los cinco delegados se centran en la «coordinación» en sus respectivos territorios.

«Son auténticos comisarios políticos», señala a su vez Lage Tuñas, en línea con lo expuesto por Suárez Canal, quien añade que la figura de los superdelegados es únicamente un instrumento para disponer de «unha superestrutura territorial controlada por un partido, neste caso o PP, e concretamente polo seu secretario xeral, que ademais é conselleiro de Presidencia».

Diego Calvo, delegado de la Xunta en A Coruña, discrepa abiertamente con esta visión e insiste en que los nuevos cargos supusieron un «aforro» y «axilidade» en el trabajo administrativo, a la vez que apuntó que si quedó realmente desdibujado el papel de los superdelegados, solo puede ser porque las expectativas puestas en ellos eran muy elevadas y a veces no pueden responder «coa axilidade que sería desexable».